a ingeniera agrónoma Patricia Sepúlveda, de La Agencia de Extensión Rural Centenario del INTA cuenta las técnicas más sencillas para obtener nuevas plantas a través de la siembra, el esquejado y la separación de matas.
Las plantas aromáticas son todas las especies vegetales que poseen un aroma y/o sabor que las hace útiles. Esta propiedad se debe a sus componentes o fracciones volátiles denominadas químicamente “esencias” o “aceites esenciales”, que están presentes en hojas, tallos, bulbos, rizomas, raíces, flores, semillas y frutos. La mayoría de estas hierbas también tiene propiedades medicinales.
En la huerta agroecológica sus funciones son múltiples. Por un lado, contribuyen a la biodiversidad y favorecen que la huerta se parezca a un sistema natural en equilibrio donde conviven armoniosamente las verduras con las flores y las hierbas.
Además, introducir este tipo de plantas implica una medida preventiva contra plagas y enfermedades. Es que la diversidad de sus aromas y colores afecta los sentidos de los insectos y les provoca confusión, dificultándoles ubicar su hortaliza favorita. Algunas aromáticas también tienen acción repelente, como el ajenjo, la menta y el romero.
Su empleo en la huerta es una práctica agrícola común para atraer insectos benéficos (el perejil y el cilantro, entre otros), o para que actúen como “plantas trampa”. Por ejemplo, la albahaca se suele intercalar estratégicamente entre los cultivos para atraer pulgones y otros insectos transmisores de virus, de modo que estos no ataquen a las hortalizas.
También pueden utilizarse como medida curativa o preventiva de enfermedades, a través de la aplicación de purines, extractos y otros preparados caseros obtenidos por decocción, maceración o infusión de hojas, tallos y/o flores, según el caso.
En cuanto a su rol en el hogar y el ambiente, este tipo de plantas provee múltiples recursos: desde el condimento que realza el sabor y aroma de las comidas en la mesa diaria hasta la posibilidad de preparar tés, esencias, perfumes, cremas, ungüentos y otros recursos destinados al cuidado de la salud.
Existen dos tipos de propagación: sexual, que se realiza por medio de semillas, y asexual, que se lleva a cabo por medio de cualquier parte vegetativa de la planta: esquejes, acodos, división de matas, etc. Como regla básica para cualquiera de ellas, siempre se deberá elegir la planta que presente las mejores cualidades en relación al tamaño de las hojas, fragancia y resistencia a enfermedades y plagas.
Las especies más comunes que pueden multiplicarse a través de semillas son el perejil, el hinojo, la albahaca, el cilantro y la menta, entre otras.
En cambio, para el caso del orégano, el estragón y el ajenjo, la práctica indicada es la división de matas, que consiste en obtener varias plantitas a partir de una planta adulta o planta madre, separándola en trozos con raíz, tallos y hojas. Para ello se corta tanto la parte aérea como las raíces antes de plantar, es decir que a cada plantita se le corta el extremo terminal, dejando solo unos pocos centímetros con hojas. Las raíces también se cortan un poco, para suavizar el estrés que les produce la división.
Otra forma de multiplicar en forma asexual plantas es a través de la multiplicación de estacas. Para ello se requiere que el lugar esté protegido del sol y las bajas temperaturas, y que el ambiente sea cálido, con alta humedad, para que no se deshidraten prematuramente las hojas y brotes tiernos.
Artículo de divulgación INTA