l ananá cultivado a campo abierto se ofrece al público en valores de entre 80 y 100 pesos y se destaca la dulzura de la fruta local frente a la que llega desde Ecuador, Brasil u otros países.
Tanto productores locales como el gobierno provincial coinciden en que la fruta tropical tiene mucho para crecer en la tierra roja. Así, se propuso a los agricultores interesados y a la Cooperativa del Alto Uruguay (Caul) volver a propiciar la implantación de ananá en invernaderos. Se valora que el cultivo bajo cubierta logra un mayor precio de venta al madurarse en diciembre, antes que la fruta de campo. Se explicó que la zona privilegiada para el cultivo es la región de Colonia Aurora, por ser menos susceptible a los golpes de heladas que afectan gravemente a las plantas.
“Estuvimos hablando con la gente del Ministerio del Agro y la Producción para volver a estimular una cuenca productora de ananá. Quedamos en reunirnos con algunos productores interesados y ver de qué forma empezar. Muchos años atrás se fue dejando de lado el ananá por el mamón, que es más barato y sencillo para manejar. Con el ananá hubo gente que perdió mucho dinero por las tormentas que destrozaron plantaciones”, comentó Federico Frank, presidente de la Caul.
El directivo cooperativista recordó que “antes del 1 a 1 en los 90’, en Colonia Aurora había mucho ananá. Pero llegó ese período donde salía más barato traer fruta desde África y entonces se fue dejando de lado plantar fruta en Misiones. Hoy creo que sería un buen negocio ofrecer el ananá misionero porque se limitó mucho la entrada de fruta del exterior”, razonó.
La subsecretaria de Producción Vegetal del Ministerio del Agro y la Producción, Luciana Imbrogno, explicó que “el ananá que se cultiva a campo sale en febrero y hasta marzo. Los productores que cultivan en invernáculo pueden anticipar la cosecha y logran mejores precios. Sabemos que en los últimos años muchos se desanimaron porque el clima golpeó mucho sus construcciones y por eso bajó la producción”.
Y ante la realidad planteó: “Lo que quedamos en trabajar con la Caul es promocionar o generar desde el ministerio algunos planes para ayudar a que los productores vuelvan a cultivar en invernáculos. Si la producción aumenta, la cooperativa podría absorber esa fruta y procesarla también como pulpa”.
Imbrogno consideró que “el cultivo tiene un potencial muy grande, que había que aprovecharlo. En la cooperativa quedan pocos productores que están haciendo ananá, la idea es tratar de estimular la producción en esa zona”.
En cuanto a los avances tecnológicos que podrían aplicarse a la producción de ananá, recordó que “hay estructuras que resisten el viento, pero son más costosas y de más difícil acceso. Igualmente se pueden revisar los costos y ver la conveniencia de aplicar construcciones que tienen mucha mayor durabilidad que un poste de madera. La idea es ver si hay algo intermedio (en costos) y sea accesible para los productores”, remarcó.
Sobre la región privilegiada para el cultivo recordó “todo lo que es Colonia Aurora, Alba Posse, Santa Rita, es una zona productora histórica. Hay que ubicarse cerca del río y en zonas donde no haya heladas. Toda la costa del río Uruguay tiene mucha potencialidad para hacer ananá”.
Ya en 2005 desde el gobierno de Misiones se consideraba junto con el Consejo Federal de Inversiones (CFI) trabajar sobre una denominación de origen o identificación de origen para el ananá misionero. Entre otras frutas características de la tierra roja también se citó a la mandarina okitsu o a la lima tahití, destacadas por su crecimiento en el clima subtropical. El ananá fue reconocido por su crecimiento en zonas privilegiadas de la provincia. Estas ventajas se dan por su buen rendimiento, la fecha en que salen a producción (primicia) así como la forma de cultivo en Misiones. El mayor precio se logra si su cosecha se hace en diciembre para su consumo fresco en fiestas de fin de año. Su pulpa tiene una alta demanda para helados, jugos y coctelería.
El Territorio