Para tener en cuenta

La anaplasmosis bovina se da en forma esporádica en la provincia de Buenos Aires, lo que demuestra que hay animales que actúan como reservorio. Claves para prevenirla y reconocerla

Para tener en cuenta
jueves 14 de noviembre de 2019

Durante los últimos meses se han diagnosticado varios casos de anaplasmosis bovina en rodeos del centro-norte de la provincia de Buenos Aires. Algunos de estos establecimientos eran “cerrados”, aunque en otros habían ingresado animales de áreas endémicas.

La época de presentación concuerda con otros trabajos previos en el área naturalmente libre de nuestro país. Esto indica que la provincia de Buenos Aires es una zona libre de anaplasmosis, con presentaciones esporádicas, las cuales indicarían la presencia de animales reservorios y la transmisión por vectores en la zona. Además, debe tenerse en cuenta la transmisión que se da en la práctica médica, cuando se realizan tratamientos inyectables u otras maniobras con los animales.

En todos los casos a los que asistió el Servicio de Diagnóstico Veterinario Especializado del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Balcarce, los bovinos afectados eran adultos que se apartaban del resto del rodeo; algunos presentaban agresividad, luego se debilitaban y finalmente morían. A la necropsia suele observarse ictericia (coloración amarillenta de la piel y las mucosas) y agrandamiento del bazo, entre otros signos.

Es importante incluir la anoplasmosis como diagnóstico diferencial de presentaciones clínicas similares en bovinos adultos, pese a no tratarse de una zona endémica, con el fin de poder establecer rápidamente un diagnóstico, instaurar un tratamiento correcto y tomar las medidas de manejo correspondientes para disminuir las pérdidas económicas.

 

Características

La anaplasmosis es una enfermedad general de los rumiantes de regiones tropicales y subtropicales, que está producida por la ricketsia Anaplasma marginale y tiene importancia económica –sobre todo- en la explotación ganadera.

Con esta enfermedad de curso agudo o sobreagudo o crónico, variando su gravedad de acuerdo a la edad del animal, los bóvidos jóvenes con menos de doce meses de edad padecen infecciones leves, con poca o ninguna mortalidad; mientras que en mayores de dos años la mortalidad varía de un 20% a un 50%.

Se aprecia en los animales inapetencia, depresión, debilidad, elevada temperatura corporal –raramente supera los 41ºC–. En bovinos de carne la enfermedad no se reconoce hasta que el animal afectado está extremadamente anémico y débil, y presenta marcada ictericia, trastornos digestivos, deshidratación y abortos. En ovejas y cabras normalmente no es grave, causando sólo una anasplasmosis leve.

 

Diagnóstico certero

Debido a que los síntomas comunes de estas enfermedades anemizantes se observan también en otros padecimientos que afectan a los bovinos, es indispensable -para obtener un diagnóstico preciso- la correlación de datos amnésicos, diagnóstico clínico y resultados de análisis de laboratorio. Para tratar los bóvidos enfermos se utilizan tetraciclinas, sumándose en los últimos años el imidocarbo.

En un animal enfermo deben obtenerse muestras de sangre periférica, haciendo punción de la punta de la oreja o cola, y de sangre con anticoagulantes para determinar hematocrito. De un animal muerto deben obtenerse frotis de sangre periférica e improntas de cerebro, bazo, riñón y músculo cardíaco.

La mayoría de los síntomas observados en anaplasmosis se pueden presentar en otras enfermedades de los bovinos. Las siguientes son algunas de las más confundibles: carbunclo, leptospirosis, rabia, fasciola hepática e intoxicación por plantas.

En el animal enfermo es importante:

- Determinar la temperatura rectal (normal entre 37,5ºC y 39,5ºC).

- Determinar la presencia de ictericia o hemoglobulina.

- Determinar la presencia de síntomas nerviosos cerebrales.

- Obtener sangre con anticoagulante (heparina o ácido etilendiaminotetraacético) para determinar el índice hematocrito o realizar recuento de glóbulos rojos.

- Obtener muestra de sangre periférica (punta de la cola u oreja) para realizar extendidos (frotis) finos y gruesos para observación con microscopio.

 

Reservorios del agente causal

La anaplasmosis presenta una dinámica de transmisión más compleja que la babesiosis y –en muchos aspectos– menos conocida. A. marginale es transmitido clínicamente por algunos géneros de garrapatas y en forma mecánica por picaduras de insectos hematófagos y el hombre.

En realidad, las garrapatas desempeñan un rol importante en la transmisión de la anaplasmosis, aunque la magnitud del mismo debe ser cuidadosamente examinada de acuerdo al género.

 

Prevención

A la vista de las particularidades de esta enfermedad, la erradicación de la misma de las áreas atacadas no parece posible. En la anaplasmosis todas las medidas higiénicas que reduzcan la transferencia de sangre infectada entre portadores y suceptibles, reducirán la diseminación de la enfermedad. Es importante la utilización de material descartable (jeringas, agujas o guantes) y desinfectar todos los utensilios que puedan contaminarse con sangre (mochetas, descornadores o pinzas).

 

IPCVA



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