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La importancia de utilizar semilla de calidad en el cultivo de poroto

En las provincias del NOA se produce casi la totalidad de los porotos que se exportan y que en mucho menor medida se consumen en el país

La importancia de utilizar semilla de calidad en el cultivo de poroto
lunes 20 de julio de 2020
L

a diversidad climática y ambiental,  da lugar a una serie de áreas productoras con características propias y distintivas muy marcadas que representan una época de siembra y cosecha extendida desde principios de enero hasta la primera quincena de marzo y desde fines de abril a mediados de junio respectivamente.

Tradicionalmente Argentina ha sido productor del poroto tipo blanco grande denominado Alubia y a partir de la década del 60-70 se ha diversificado con los tipos negro, rojo, rosado y cranberry entre otros. Los más importantes son el tipo Alubia y el Negro.

Los equipos de mejoramiento varietal de INTA, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) de Tucumán y en mucho menor medida algunos particulares han desarrollado e inscripto más de 40 variedades de los distintos tipos a fin de conseguir mayores rendimientos, mejor calidad para la exportación, resistencias a las principales enfermedades, adaptación a determinadas condiciones, etc.  Si bien la ganancia genética es destacable, el volumen de producción se mantiene casi estable ya que los mayores rendimientos medios “compensan” el deterioro muy acentuado del ambiente, a consecuencia de la aplicación de prácticas agronómicas no adecuadas, entre ellas la falta de utilización de semilla de calidad.

Para poder comprender cabalmente la importancia de usar semilla de calidad se debe enfatizar en las diferencias que existen entre sembrar semilla y sembrar “grano seleccionado”.

En el cultivo de poroto, que es una especie autógama, donde más de la mitad de las principales enfermedades se transmiten a través de la semilla, la única manera de poder aprovechar los avances fitogenéticos, es mediante la producción y utilización de semilla de calidad, al considerarla como un transferidor de tecnología o como la expresión del concepto de tecnología condensada dentro de la semilla. La realización correcta de todas las prácticas culturales posteriores a la siembra no resultan eficaces si no se utiliza semilla de calidad.  Aún en el caso de enfermedades no transmitidas por semilla, el bajo valor biológico de los granos sembrados como semilla, se traduce en una despareja y mala implantación de los cultivos.  Los patógenos transmitidos por semilla, además de perjudicar la germinación y el vigor de las plántulas se constituyen en el inóculo primario, que dependiendo de las condiciones climáticas pueden causar una grave epifitia y dispersarse entre plantas vecinas, reduciendo rendimiento y/o calidad tanto dentro del mismo ciclo como en los posteriores.

Una implantación rápida y uniforme contribuye a disminuir en gran medida el ataque de enfermedades, plagas y desarrollo de malezas. Es muy común observar ataques de mosca blanca muy severos en poblaciones con una distribución desuniforme a consecuencia de una mala emergencia. Una variedad susceptible, pero bien distribuida, puede llegar a manifestar menores daños que el producido sobre variedades tolerantes, pero mal distribuidas espacialmente.

También es común observar que las malezas colonizan rápidamente los sectores sin cultivos, por lo cual es muy difícil realizar el control de las mismas pues la dosis aplicada puede ser óptima para aquellas de menor desarrollo, ubicadas bajo el cultivo, pero no para aquellas que son de mayor porte, ubicadas en esos “huecos” del cultivo.

En el procesamiento y clasificación, también se incrementan las pérdidas por utilización de semilla de mala calidad, al separar los granos fuera de tipo, que puede llegar a más del 10%.

Entre los factores que limitan la producción de poroto, tanto bióticos como abióticos, el mayor porcentaje está representado por las enfermedades (40%) y en segundo lugar el uso de grano o semilla de mala calidad (15 al 25 %).

La producción del tipo comercial alubia, en un gran porcentaje se realiza a partir de grano de algún lote seleccionado, por intercambio entre productores y en muy baja proporción a partir de semilla originada y producida por semilleros. La mezcla varietal empleada se traduce en una pésima calidad comercial, con ingreso restringido en los mercados cada vez más exigentes en calidad para su industrialización.  Hay pérdida de uniformidad de color, brillo, cocción despareja, tamaño y en definitiva de la trazabilidad, cualidad cada vez más exigida.

Es común escuchar que faltan variedades, cuando sería más correcto hablar de falta de sistemas de abastecimiento de semilla de calidad en cantidad suficiente de las que hoy se utilizan, sin perjuicio que los equipos de mejoramiento varietal sigan trabajando y obteniendo variedades con cualidades superiores a las existentes ya sea por incorporación de mayores tolerancias o resistencia a los factores limitantes.

Como agravante de la situación, se debe mencionar que muchos de los materiales genéticos que se utilizan, no son variedades inscriptas formalmente, no se han respetado las normativas y por lo tanto no existen para ellas la posibilidad de obtener principalmente pureza genética ni de ningún tipo. Se han difundido por alguna característica sobresaliente, pero la falta de multiplicación bajo las normas establecidas por la ley, han a llevado que se obtengan cultivos muy desparejos, con baja calidad y con el peligro de pérdida de mercados y del liderazgo de Argentina en el tipo Alubia.

Por otra parte, de las variedades que, si están legalmente registradas en el INASE, tampoco se ha asegurado la producción de semilla en cantidad suficiente para la que demanda la producción, ya sea por constituir el insumo semilla de mucho peso en el costo de producción, por falta de un sistema adecuado de producción, de semilleros o, combinación de ambos.

Sumado a esta problemática, el cada vez mayor destino del grano a ser comercializado en los países de destino enlatado /procesado como grano ya precocido sólo o en comidas preparadas, exige uniformidad de los parámetros de remojo y cocción que sólo se logra cuando esos granos provienen de cultivos producidos a partir de semilla de calidad y variedad conocida e uniforme; concepto de trazabilidad.

Es entonces menester plantear un sistema de producción de semilla que sea apropiado para asegurar la calidad de los cultivos y granos, bajar los costos de producción y a su vez que contemple el funcionamiento de semilleros que formen parte del mismo. Una verdadera alianza entre productores, semilleros, a fin de mejorar calidad en la producción y su competitividad.

 

Un nuevo sistema de producción de semilla en poroto

El mejor método para obtener semilla libre de patógenos es la utilización de variedades resistentes a los mismos, pero en caso de no existir tal cualidad, es donde se hace más importante el conocimiento del origen (zonas con condiciones bioambientales desfavorables para el desarrollo de enfermedades) y cómo han sido las condiciones de producción de producción de la semilla, es decir conocer si tiene pureza física, varietal y sanitaria. Ya que es la única forma de asegurarse esas cualidades. Además, quien produzca cultivos para obtener semilla, es menester que respete una serie de consideraciones tecnológicas que fundamentalmente son de carácter preventivo, es decir controles de enfermedades, plagas y malezas, cuando se presentan condiciones predisponentes para su ocurrencia o cuando los umbrales de daño son muy bajos. La cosecha de semilla también tiene sus recomendaciones técnicas propias, ya que la viabilidad y el poder germinativo de las semillas producidas, debido a regulaciones y velocidades inadecuadas en los órganos de trilla, separación y limpieza de las cosechadoras imprimen golpes que disminuyen seriamente la calidad. Atrasos del momento óptimo para realizarla, asociados a los daños causados por insectos y microorganismos y ciclos alternados de elevada y baja humedad relativa, previos al momento de cosecha, también son un factor, es deterioro.

Una tarea fundamental es el “rowing” o remoción de plantas fuera de tipo y/o con síntomas de enfermedades, operación que, para ser eficiente debe ser realizada en plena etapa de floración por parte de personal entrenado a tal fin.

Por último, el procesamiento también debe ser particular, con una serie de consideraciones que eviten mezclas, una correcta limpieza y un posterior almacenamiento en condiciones adecuadas de humedad y temperatura.

Este sistema de producción de semilla debe considerar no solamente el aspecto productivo y sus protocolos correspondientes sino además, la participación de los productores y profesionales del sector privado en los aspectos estratégicos de investigación y en los programas de mejoramiento para la obtención de nuevas variedades; como también en la promoción y concientización sobre la utilización de semilla de calidad.

Una meta a cumplir en no más de un par de años puede ser que al menos un 25% de la producción cuente con la posibilidad de sembrar semilla con pureza genética y sanitaria de los tipos comerciales más importantes. Ante esta posibilidad los objetivos estratégicos de los actores de la producción deben contemplar: producción de semilla básica de excelente calidad por parte de INTA, fomentar la creación de semilleros que produzcan 1ra multiplicación bajo control y siguiendo protocolos concretos, la capacitación y por último la formación de técnicos en el manejo y producción de semilla certificada de 2da multiplicación en los campos de producción. Siempre teniendo en cuenta que no es lo mismo producir grano que producir semilla.

Si los establecimientos productivos, pueden realizar su propia semilla de 2da multiplicación para propia utilización, permitiría mejorar sustancialmente la producción tanto en volumen como en calidad, a la vez que bajar el costo de este importante insumo. Producir semilla de calidad en cada establecimiento productivo puede significar una merma en la cantidad a utilizar en el gran cultivo, equivalente a una reducción de 120 kg de grano procesado a 90 kg/ha de semilla. Esto es significativo si se tiene en cuenta que el ítem semilla representa un porcentaje importante dentro del costo de producción.

 

INTA



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