En la última década, las cosechadoras aumentaron su tamaño en potencia y capacidad. El mercado también creció en números y pasó a tener un valor promedio de 550 mil millones de dólares la unidad, según un relevamiento realizado por el INTA Manfredi. Sin embargo, los expertos advierten sobre la necesidad de elevar el ritmo de reposición para aumentar la eficiencia del sector.
Respecto al ancho de cabezal, en los últimos años, los diseños de cabezales trigueros fueron adoptados a un ancho de trabajo que supera los cuarenta pies. La industria retomó el diseño con lonas acarreadoras y la construcción en base a compuestos que le otorgan mayor durabilidad. El crecimiento del tamaño fue acompañado por la incorporación de equipamientos hidráulicos y electrónicos, electrónica de hardware, software y actuadores que permitieron la automatización del funcionamiento, así como el mantenimiento y la regulación de la cosechadora en el campo. En este sentido, cabe destacar los aportes y desarrollos de la industria nacional para la difusión y adopción de patentes internacionales.
Si bien el rubro evidenció un crecimiento mayor al 50% en la última década, la Argentina enfrenta el desafío de continuar renovando e incrementando su parque actual, que ronda las 24 mil cosechadoras en actividad (el 40% son axiales y se encargan de cosechar alrededor del 65% del área): “Para una producción promedio de 125 millones de toneladas de granos, es necesario un parque de máquinas acorde para cosecharla en tiempo y forma”, concluyeron fuentes del INTA.