Ficus: el árbol infiltrado que llevaron los vecinos a las calles porteñas

En la Ciudad de Buenos Aires hay 431.326 árboles de más de 400 especies, entre ejemplares de hojas grandes, de colores, arbustos y coníferas. Según el último censo de arbolado realizado entre 2017 y 2018, prevalece la extraña preferencia de los porteños por el Ficus benjamina, una especie tan conocida como desaconsejada para las veredas de Capital Federal.

Del 100% de los árboles, el 15% se encuentran en parques y plazas, mientras que el 85% restante corresponde a las aceras, donde se pueden encontrar: el fresno rojo americano (36%), el plátano (8,77%) y el ficus (6,49%). Este último se puso de moda unos años atrás y se repite en cada censo a pesar de estar contraindicado por las autoridades por ser el enemigo número uno de las veredas.

“Con el ficus nunca se sabe hasta dónde termina de crecer; tiene raíces superficiales que afectan cañerías, una poda complicada y troncos conflictivos”, describió Jorge Fiorentino, gerente de Mantenimiento del Arbolado de la Ciudad.

Sin embargo, esta especie de hojas pequeñas y aparente resistencia que genera dolores de cabeza cuando comienza a crecer, sigue siendo el favorito de los balcones porteños. De hecho, fueron los propios vecinos los que lo llevaron a las calles.

“Se puso de moda hace un montón de tiempo como una planta de interior y, como tiene crecimiento bastante rápido, lo que hicieron muchos fue plantarlo en la calle”, recordó Agustín Tesio, ingeniero agrónomo y arborista certificado por la International Society of Arboriculture. “Es una especie con un sistema radicular muy extenso; las raíces se extienden por todos lados y son muy penetrantes”, añadió.

En 2002, la Secretaría de Medio Ambiente y Planeamiento Urbano del Gobierno de la Ciudad autorizó –mediante la Resolución Nº29– a los propietarios a plantar, en veredas vacías, árboles de determinadas especies. Asimismo, se establecieron los requisitos técnicos de especies seleccionadas, agrupadas según el ancho de las aceras, como también las especies prohibidas, siendo una de éstas el ficus.

No obstante, este árbol fue del vivero a la maceta del living, del living al patio, y del patio a la vereda. Ese fue el recorrido de los 24.000 ejemplares que pueblan las calles porteñas.

Sobre esto, el especialista en arbolado urbano, Carlos Anaya, explicó que por sus características podrían ser útiles en otros lugares como Orán (Salta). “Sería interesante porque es un árbol que tiene follaje todo el año, otorga una sombra importante y podría ser útil en esa locación. Eso en Buenos Aires es una contra: al no perder hojas, en invierno te da sombra oscura y fría. También tiene un crecimiento agresivo tanto aéreo como radicular, que interfiere con servicios subterráneos”, explicó Anaya, a la vez que detalló que sus raíces se meten por las rajaduras de los caños y crecen hasta aumentarlas, provocando destrozos.

Proceso de plantación

Según la Secretaria de Atención y Gestión Ciudadana, lo ideal es que haya diversidad de especies, pero que ninguna supere el 10%. Con ese objetivo, se van reemplazando progresivamente las que predominan por otras igualmente aptas, pero menos presentes.

Según la citada resolución, el gobierno porteño autoriza la plantación de 36 especies, dependiendo del lugar donde se quieran colocar, sobre todo por el ancho de la vereda. No obstante, solo la Ciudad, a través de las comunas, puede realizar las plantaciones. El vecino que quiera un árbol en su cuadra puede generar una solicitud, que se debería resolver en un máximo cinco días en los meses de mayo a septiembre.