iego inteligente adaptado a la situación meteorológica de cada día, monitorización del tanque de aguas lluvias o climatización automatizada de la zona de invernadero son solo algunos de los avances tecnológicos que ya están siendo incorporados a los jardines para hacerlos inteligentes, una tendencia que en el futuro cercano llevará a automatizarlos al máximo, requiriendo una mínima intervención humana, aseguran expertos.
La incorporación de la tecnología a los exteriores vegetales de la vivienda crece con fuerza, ya que ayuda a que estos espacios sean más bellos y sencillos. “Mantener un jardín puede ser un trabajo tedioso, por lo que si su cuidado es totalmente automático, permitirá que muchas más personas quieran tener un espacio verde lleno de vida en sus casas”, subrayan desde el equipo de Loxone, una firma europea dedicada al desarrollo de tecnología para casas y edificios inteligentes.
La automatización de los espacios verdes es uno de los frentes de avance más recientes y prometedores de la domótica (conjunto de sistemas que automatizan las instalaciones de una vivienda), permitiendo ahorrar miles de tareas manuales al año, pero también ahorrando recursos importantes, como el agua.
Las tareas automatizadas, explica la gente de Loxone, las controla un dispositivo electrónico que se instala en la casa y funciona como el cerebro de la instalación domótica, encargándose de comunicar las órdenes a los distintos componentes del sistema (riego, iluminación, monitorización, toldos, audio, etc.). Y estos son algunos ejemplos concretos de lo que se puede hacer con la tecnología actual.
“En los jardines inteligentes domésticos del futuro, las plantas tendrán una comunicación directa con el sistema de automatización”, explican a Efe miembros del equipo de Loxone. “Existen sensores cada vez más precisos que permiten medir el estado del subsuelo, la humedad en la tierra y, en el ambiente, la falta de oxígeno y la cantidad de abono, por lo que al conocer previamente las necesidades de cada planta y cada zona del jardín, el sistema ya se encargará de realizar los cuidados pertinentes de forma totalmente automática”, adelantan. Y no es ciencia ficción: en viñedos y otros cultivos, esos sensores son hoy cada vez más utilizados. Estos sensores harán que el cuidado del jardín sea aún más exacto, sabiendo con antelación cuál es el tratamiento más adecuado para garantizar la salud del espacio verde, señalan.
Riego inteligente adaptado a la situación meteorológica de cada día, monitorización del tanque de aguas lluvias o climatización automatizada de la zona de invernadero son solo algunos de los avances tecnológicos que ya están siendo incorporados a los jardines para hacerlos inteligentes, una tendencia que en el cerrcano llevará a automatizarlos al máximo, requiriendo una mínima intervención humana, aseguran
La incorporación de la tecnología a los exteriores vegetales de la vivienda crece con fuerza, ya que ayuda a que estos espacios sean más bellos y sencillos. “Mantener un jardín puede ser un trabajo tedioso, por lo que si su cuidado es totalmente automático, permitirá que muchas más personas quieran tener un espacio verde lleno de vida en sus casas”, subrayan desde el equipo de Loxone, una firma europea dedicada al desarrollo de tecnología para casas y edificios inteligentes.
La automatización de los espacios verdes es uno de los frentes de avance más recientes y prometedores de la domótica (conjunto de sistemas que automatizan las instalaciones de una vivienda), permitiendo ahorrar miles de tareas manuales al año, pero también ahorrando recursos importantes, como el agua.
Las tareas automatizadas, explica la gente de Loxone, las controla un dispositivo electrónico que se instala en la casa y funciona como el cerebro de la instalación domótica, encargándose de comunicar las órdenes a los distintos componentes del sistema (riego, iluminación, monitorización, toldos, audio, etc.). Y estos son algunos ejemplos concretos de lo que se puede hacer con la tecnología actual.
“En los jardines inteligentes domésticos del futuro, las plantas tendrán una comunicación directa con el sistema de automatización”, explican a Efe miembros del equipo de Loxone. “Existen sensores cada vez más precisos que permiten medir el estado del subsuelo, la humedad en la tierra y, en el ambiente, la falta de oxígeno y la cantidad de abono, por lo que al conocer previamente las necesidades de cada planta y cada zona del jardín, el sistema ya se encargará de realizar los cuidados pertinentes de forma totalmente automática”, adelantan. Y no es ciencia ficción: en viñedos y otros cultivos, esos sensores son hoy cada vez más utilizados. Estos sensores harán que el cuidado del jardín sea aún más exacto, sabiendo con antelación cuál es el tratamiento más adecuado para garantizar la salud del espacio verde, señalan.
El servicio meteorológico y los sensores de lluvia y humedad del suelo del jardín inteligente aportan información al miniservidor o cerebro del sistema para que este dispositivo transmita las órdenes más adecuadas al sistema de riego, y así el propietario no debe preocuparse en activar o desactivar el riego, o cambiar el horario o duración del riego de su temporizador hídrico en función de los avatares meteorológicos. Esto permite, por ejemplo, que el riego automático no se active a primera hora de la mañana o al atardecer (momentos del día en los que es más aconsejable regar) cuando ha llovido, evitando así que se malgaste agua y dinero. O que se rieguen zonas que realmente no lo necesitan.
Para que el clima interior de un invernadero sea el óptimo, se puede instalar una calefacción por suelo radiante, cuyo flujo de energía puede ser controlado por medio de un mecanismo activo que incluye un sensor de temperatura. Este sistema, conectado al miniservidor, protege las plantas tanto del calor excesivo como de las heladas durante todo el año, según Loxone.
Muchas personas utilizan depósitos de agua de lluvia para el riego del jardín, pero para saber cuánta agua contiene ese tanque hay que quitar la tapa y revisar el nivel de agua porque su bomba no debe activarse si el nivel de llenado es demasiado bajo, ya que podría dañarse. Pues bien, con las tecnologías actuales el usuario puede ahorrarse esta tarea integrando ese tanque al miniservidor por medio de un sensor ultrasónico que mide el nivel de agua en ese depósito.
Los elementos de protección solar como toldos o pérgolas en los jardines se pueden integrar al jardín inteligente instalando un motor y añadiendo una serie de mecanismos, llamados actuadores, que controla el miniservidor según parámetros como la posición del sol o la temperatura ambiente. Esto es válido tanto para bajar la temperatura y radiación en un área social como para proteger a ciertas plantas de una radiación excesiva en épocas de verano o sequía.
El Tiempo