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La arveja gana terreno en el mundo: cómo mejorar los rindes y la rentabilidad

La apertura del mercado chino genera una oportunidad histórica para Argentina. Tratamiento de semillas e inoculación, claves para incrementar los rendimientos hasta en mil kilos por hectárea

La arveja gana terreno en el mundo: cómo mejorar los rindes y la rentabilidad
martes 21 de julio de 2020
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a apertura del mercado chino le da un nuevo impulso a la siembra de arveja que ya se posicionaba como un cultivo de invierno con beneficios dentro del sistema de rotaciones. Su ciclo de cultivo corto, el aporte de nitrógeno al suelo y el menor requerimiento de agua hacen que este cultivo brinde beneficios adicionales a los cultivos sucesores y permita, por ejemplo, adelantar 15 a 20 días la siembra de soja de segunda o de maíz tardío.

Tras siete años de negociaciones, la Argentina logró la habilitación para exportar esta legumbre a China, principal consumidor mundial, a partir de la implementación de los protocolos fitosanitarios correspondientes. Al país, esto le significa una oportunidad de crecer en la superficie de producción de arveja y, a su vez, mejorar la diversificación de cultivos.

Según los técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), el momento de la siembra es clave en este cultivo. Para un buen comienzo, es necesario elegir un lote con buen drenaje y luego hacer un buen tratamiento de semillas, dado que el complejo de hongos de suelo (principalmente, Pythium), traen grandes pérdidas de plántulas.

En este sentido, se recomienda utilizar un curasemilla de amplio espectro que contenga Metalaxil-M en su formulación junto con Fludioxinil y Tiabendazol, tres principios activos muy eficaces contra hongos del suelo y semilla.

La arveja se cultiva principalmente en una secuencia espaciada de legumbres, sobre todo para evitar enfermedades foliares, de tallo y raíz. Dado que es un cultivo en expansión, suele introducirse en lotes que nunca fueron sembrados con esta especie.

Esta situación transforma la inoculación en una práctica de alto impacto, ya que los suelos no están masivamente colonizados por Rhizobium leguminosarum biovar viceae, bacteria específica encargada de la fijación biológica de nitrógeno en asociación simbiótica con la planta de arveja.

A través de la inoculación, se puede fijar nitrógeno biológicamente de una forma más económica que aplicando un fertilizante nitrogenado, además de la ventaja fisiológica que tiene para el cultivo esta práctica de amplia adopción. Por ejemplo, para una arveja de tres mil kilos por hectárea de rendimiento, se necesitarían aplicar 300 kilos de urea por hectárea. Esto representa un costo de 120 dólares por hectárea, unas 10 veces más que el valor de una inoculación.

En ensayos de inoculación realizados por el Inta con Rilegum pack 203 de Rizobacter (que contiene inoculante y Terápico Maxim Evolution), en lotes que no tienen historia de siembra de legumbres, el inoculante puede aportar una diferencia entre 1.000 y 1.100 kilogramos por hectárea de rendimiento adicional. En los lotes con historia de arveja, las diferencias de rendimiento por el aporte de inoculante pueden llegar a 450 kilos.

En este año de oportunidades para la arveja, se deberá prestar atención a los cuidados iniciales del cultivo para lograr buenos rendimientos y no perder calidad.

 

Agrovoz



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