Osvaldo Vaser es un veterinario que se dedica a asesorar varios campos ganaderos en la zona de Coronel Suarez, además de encargarse del propio. Allí, maneja un rodeo de ciclo completo con cerca de 400 vacas y con alimentación exclusiva del establecimiento, con alta producción en forraje de pasturas para las categorías de vacas y de recría, y de cebada para el encierre de terminación, sin uso de balanceado.
Según Vaser, el resumen del ciclo es el siguiente: “Se efectúa el destete en el otoño, que va a un lote natural amplio, reservado para descargar al ternero en recría, más un verdeo de invierno para acompañarlo. Tengo en cuenta que la carga principal y el respeto que hay que tener por el mantenimiento del vientre no me permite seguir a campo el desarrollo de la recría, por lo que luego se hace el encierre con silos de autoconsumo para lograr el engorde final”.
Para poder aumentar el rodeo, debía ganar nuevos terrenos, transformando en productivos todos los bajos con limitantes. Para esto, se introdujo un agropiro, que se logró implantar después de dos años de lucha contra el gramon (con sorgo primero y con glifosato después) y lleva cinco temporadas. “El lote se utiliza todo a diente. La idea es mandar alta carga en un corto periodo de ocupación para que el agropiro no se haga mata”, explicó el veterinario. La pastura se fertiliza en agosto con 100 kilos de urea por hectárea, logrando ganancias de hasta 2.000 kilos frente a un testigo sin fertilizar. El secreto del éxito del agropiro es pastorearlo, o pasar la desmalezadora, antes de que llegue la etapa reproductiva.
Cuando la ternerada alcanza los 200 kilos, se la lleva al encierre estratégico, donde el alimento principal es la cebada que, en palabras de Vaser, “es un cultivo que siempre tiene respuesta” y que almacena en silos de autoconsumo hasta el momento del uso. “Se desteta en otoño y se recría hasta fines de junio, momento en que se encierra en el piquete y se hace el acompañamiento de ración para que se acostumbre a la nueva dieta. Para fines de julio están comiendo la cebada y el núcleo sin restricción, más los rollos de pastura. A fines de septiembre ya hay animales listos con 360-370 kilos. En octubre se comienza a vender la camada principal con 380 kilos; la última camada sale en noviembre. Todo con cebada y núcleo”, resumió el especialista.
La alta producción forrajera le permite un importante ahorro en el aporte del núcleo vitamínico. “Con el silaje de autoconsumo de cebada y pasto ya tengo un alto porcentaje de proteínas. El núcleo es necesario al principio para desarrollar la flora ruminal, pero después lo bajo de 20 a 13 por ciento y los terneros logran 1,4 kg de ganancia diaria de peso”, detalló Vaser. “El costo que evalúo es que el animal va a comer diez kilos de granos por día que, en todo el período de engorde entre acostumbramiento y venta, son 1.000 kilos de granos”, agregó.
Para finalizar, el veterinario aseguró: “La prioridad es la alta carga animal porque es la ganadería la que da resultado económico. La agricultura es un complemento adicional de manejo relacionado a la rotación de los lotes. En rigor, hacer carne es darle un valor agregado a la agricultura, evitando los gastos que conllevan los granos vendiéndolos a puerto”.