En los últimos años, la Argentina se convirtió en una verdadera eminencia dentro de la producción mundial de mosto concentrado de uva, al ser el país que más exporta este producto a nivel global. El sector genera importantes divisas para la industria nacional y contribuye a mantener el equilibrio vitivinícola, al alcanzar ventas por más de 155 millones de dólares con un total de casi 140 mil toneladas.
Posicionado geográficamente en Mendoza y San Juan –que captan entre el 20% y el 30% del volumen total de las uvas cosechadas–, el sector está integrado por alrededor de treinta empresas que compran la producción primaria de alrededor de cinco mil pequeños productores vitivinícolas, y emplea de manera directa a más de 600 personas. Si bien algunas compañías se dedican exclusivamente a la producción de mosto, hay otras que también fraccionan y elaboran vinos.
Entre los mayores compradores aparecen Estados Unidos, que adquiere el 35% de las exportaciones locales; seguido por Japón (21%); Sudáfrica (18%); Canadá (9%); Chile (3%); Turquía, Rusia, Holanda y España (2%); y México y Colombia (1%). El secretario de la Mesa Directiva de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Fecovita), Rubén Panella, aseguró que una de las próximas metas es comercializar en el Sudeste Asiático y Medio Oriente.
Según la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto, los grandes competidores son el jugo concentrado de uva de origen chino y el mosto de uva que se elabora en Chile, España y California (Estados Unidos). Los especialistas indican que el producto es muy versátil, debido a que es utilizado por diversas industrias con distintos fines.
“Es demandado por los rubros de panadería, mermeladas, dulces y golosinas; no obstante, los mayores compradores son los fabricantes de vino, jugos y batidos”, señala Fernando Morales, presidente de la Cámara.
En un contexto de malas cosechas en Europa, la Argentina se encuentra frente a una excelente oportunidad, aunque el panorama local hace que las cosas se vean algo difíciles. “Lamentablemente, por los malos precios de los últimos años, los productores no reciben un pago muy competitivo. Por este motivo, uno de nuestros grandes desafíos es mejorar este aspecto. También queremos obtener una certificación de calidad más amplia, porque la mayoría de los mercados importadores se volvieron muy exigentes. Si bien en algunos casos nuestro producto supera al europeo, tenemos que adherirnos a las nuevas normas internacionales y desarrollar más el mosto orgánico”, alega Panella.
El gerente de Administración de Viña Montpellier, Patricio Barrientos, agregó que el sector padece la inestabilidad económica local, que fue un obstáculo a través de toda su historia. “Al igual que cualquier sector industrial, enfrentamos la ausencia de reglas claras, la falta de crédito y el aumento de la inflación. Como exportadores que somos, podemos defendernos ante una macroeconomía desfavorable, pero debemos afrontar las exigencias de los compradores internacionales que reclaman reglas claras a largo plazo. Acá, por ejemplo, nos impusieron derechos de exportación de un día para el otro, algo inaudito para industrias tan golpeadas”, enfatiza.
Vale remarcar que luego de las Elecciones PASO, el sector padeció el corte de todas las líneas de crédito en dólares y solo pudo disponer de préstamos en pesos a una tasa del 90%, lo que hizo que las exportaciones quedaran en stand by. La demanda se mantiene constante, pero el problema está en la posibilidad de aumentar la oferta local. Asimismo, Barrientos precisó que como el 90% de los insumos son dolarizados, la situación se vuelve mucho más desfavorable.
1) Estados Unidos: 37.423 toneladas.
2) Sudáfrica: 20.742 toneladas.
3) Japón: 19.258 toneladas.
4) Canadá: 10.266 toneladas.
5) Chile: 2.797 toneladas.
6) Turquía: 2.544 toneladas.
7) Rusia: 2.414 toneladas.
8) Holanda: 2.128 toneladas.
9) España: 1.847 toneladas.
10) China: 1.530 toneladas.
- Vinos
- Dulces
- Mermeladas
- Jugos
- Repostería