Fruta: cinco definiciones pendientes en el comienzo de cosecha

Empresas y productores intentan cerrar los primeros acuerdos comerciales, pero hay dudas

Fruta: cinco definiciones pendientes en el comienzo de cosecha
C

on la temporada frutícola, productores y empresarios del Valle de Río Negro y Neuquén siguen buscando algunas respuestas que debería dar del Gobierno Nacional. La incertidumbre es casi total.

No hay señales de la administración de Alberto Fernández sobre las medidas a tomar buscando corregir el profundo deterioro que sufre la actividad.

El presidente dejó en claro que el país necesita divisas genuinas para poder financiarse -ya que desapareció el crédito externo- y que el sector exportador argentino es el único que puede llegar a aportar estos dólares en el corto plazo. Pero este mensaje, por ahora, es solo aspiracional. Los cambios que necesita la macro para dar impulso al comercio exterior de las economías regionales, dentro de las que se encuentra la fruticultura del Valle, todavía no han sido anunciados.

A nivel global, solo se ejecutó un plan para sostener el gasto público y corregir los desequilibrios fiscales, a través de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, que genera una mayor presión impositiva sobre el sector privado, pero nada aporta para que las empresas encuentren condiciones que les permita exportar más.

“Los mercados externos son hoy muy competitivos y los stocks de fruta en el hemisferio norte condicionarán esta temporada nuestras ventas. Estamos solicitando una audiencia con las autoridades nacionales para transmitirle nuestra preocupación”, confió un empresario al ser consultado por el tema.

Es mucho lo que está en juego. Distintas proyecciones privadas dan cuenta que la actividad factura con los distintos mercados del exterior más de 500 millones de dólares anuales y que tiene un potencial enorme si se dan las condiciones macro en el país para poder crecer y exportar.

Cinco definiciones importantes, entre otras, son las que necesita la fruticultura del Valle para poder programar, con cierto grado de certidumbre, la campaña que comienza con fuerza el 10 de enero 2020 con la autorización para la recolección de pera William’s. A continuación, se hace un breve comentario de cada una de ellas.

1- Retenciones, reintegros y Emergencia

Si bien desde el Gobierno Nacional ningún funcionario salió a aclararlo, se espera que en toda la temporada de frutas 2020 las retenciones se mantengan en los tres pesos por dólar exportado. Esto significa que el sistema frutícola -sumergido en una profunda crisis- transferirá al sector público el próximo año alrededor de 1.600 millones de pesos. Una suma realmente importante para una actividad que intenta minimizar su estructura de costos sacrificando inversiones.

Pero también hay que evaluar el impacto que tuvo la baja de reintegros en la actividad. Hasta el mediado de 2018 el sector exportador contaba con un reintegro de 8,5% sobre el valor FOB de nuestra fruta; pero eso se redujo a 4,75% por lo tanto el factor impositivo pegó fuerte en estas dos últimas temporadas. El Gobierno anterior había abierto una puerta para una negociación, con la posibilidad de volver al porcentaje anterior a partir de fines del 2020.

El otro punto que es realmente preocupante es el stock de deuda que tiene la fruticultura del Valle con la AFIP por las sucesivas declaraciones de Emergencia. La Ley permitió ampliar los beneficios fiscales a los sectores afectados durante tres temporadas seguidas, sobre aquellas obligaciones fiscales que se devenguen hasta el 31 de mayo de 2020. La expectativa de los productores y empresarios es que está Ley se prorrogue por un año más. Pero la suma adeudada es importante: al 30 de noviembre de 2019 ya superaba los 3.000 millones de pesos.

2- Tarifas energéticas que quitan competitividad

La incidencia que tiene el costo de la energía sobre la fruta, es importante. Este insumo se define como de uso intensivo por parte de la actividad.

Los más afectados por las sucesivas subas de tarifas en estos últimos años han sido los frigoríficos -que terminan trasladando sus mayores costos al productor- en los que se almacenan las peras y manzanas para venderlas por fuera del período de cosecha.

Al cierre del 2019 para retirar un kilo de manzana de una cámara en Río Negro, que había sido colocada en febrero-marzo, el productor debió pagar alrededor de 8 pesos cuando por la venta de esa misma fruta recibió no más de 10 pesos. Es decir que a diciembre de 2019 fue casi lo mismo lo que pagó el chacarero por guardar su manzana en las cámaras y el valor que percibió por la venta de su fruta. Nunca visto. Cruzando el puente el tema es aún más complicado. Por esa misma manzana, pero colocada en una cámara en territorio neuquino, el productor en diciembre 2019 tuvo que pagar cerca de 11 pesos por kilo. En este caso, ni siquiera cubrió el valor por esa misma fruta vendida.

El Gobierno de Alberto Fernández anticipó que las tarifas se congelarán hasta llegar a un nuevo acuerdo con las generadoras y distribuidoras. Se puso como límite el 30 de junio de 2020. Pero a partir de esa fecha, el sector sabe que comenzarán nuevamente los aumentos. Sin tener en claro cuanto crecerá el costo de la energía es difícil poder establecer programas comerciales poscosecha.

3- La falta de crédito, otra incógnita

El crédito ha sido escaso en los últimos años para todo el sector frutícola.

Pero en esta temporada, la situación se complica aún más porque comienza a faltar una de las herramientas clave para el sistema frutícola del Alto Valle de Río Negro y Neuquén: las prefinanciaciones de exportaciones. Estos son préstamos en moneda extranjera otorgados con anterioridad al embarque de las mercaderías a ser exportadas, para financiar el proceso productivo y de acondicionamiento de las mismas.

La falta de dólares en el sistema cambiario hizo que el gobierno anterior, sobre el final de su mandato, frene este tipo de financiamiento y no abasteció de dólares a los bancos que hacían frente a ese pedido. Fue una medida complementaria al cepo impuesto a partir de octubre del 2019.

La administración Fernández mantuvo el cepo y también la limitación de divisas para las prefinanciaciones. “No hay dólares”, esa fue la respuesta de las autoridades del Banco Nación al ser consultadas por el tema.

La fruticultura necesita que el Gobierno Nacional le garantice el flujo crediticio como para poder comenzar la temporada. Entre los meses de enero y marzo la actividad del Valle invierte fondos superiores a los 15.000 millones de pesos para dar inicio a todo el proceso que comienza con la cosecha de fruta y termina con la puesta del producto en las góndolas del mundo. Sin capital de trabajo a tasas racionales, es imposible poder competir.

4- Política cambiaria que aplicará el Gobierno

Numerosos enfoques difundidos en los medios por analistas económicos han puesto la lupa en el tema del supuesto atraso cambiario que, nuevamente, estaría padeciendo la economía argentina. Y una vez más, no parece haber consenso al respecto. Desde el Gobierno Nacional aseguran que este dólar de 60 pesos es muy competitivo para todos los sectores exportadores.

Y lo justificaron, reciente mente, subiendo las retenciones sobre ciertas actividades agropecuarias.

Si bien la foto con el cierre de la estadística pública del mes pasado puede llegar a avalar esta teoría, la película que se está viendo en su conjunto no genera tranquilidad entre los empresarios de la región.

Para diciembre se espera una inflación en torno al 4% anual y durante el primer semestre del 2020 difícilmente ese indicador pueda bajar del 3% mensual. Por otro lado, la administración Fernández ancló el dólar oficial para dar previsibilidad a los precios internos y, de esa manera, defender el bolsillo de los consumidores.

Pero, ¿cuánto más se puede sostener competitivo una paridad cambiaria a 60 pesos por dólar con niveles de inflación en torno al 3% mensual? y ¿cómo prevé el Gobierno controlar precios si devalúa la moneda?

Todos interrogantes sobre los que el sector frutícola no tiene respuesta todavía.

Lo único que está claro que un dólar a 60 pesos a partir de febrero ya deja de ser competitivo para todo el sistema frutícola.

5- Relación con Brasil y acuerdo sanitario

El gobierno de Brasil decidió en febrero del 2019 suspender temporalmente el ingreso de peras, manzanas y membrillos argentinos por presencia de carpocapsa. Lo comunicó a través de la Resolución 1° de su Boletín Oficial, en el que aclaró que la medida apunta a “disminuir el riesgo asociado a la plaga Cydia pomonella”.

La noticia golpeó de lleno sobre el Alto Valle de Río Negro y Neuquén dado que el mercado brasileño es uno de los más importantes para esta región. El riesgo sanitario sigue latente para esta temporada que comenzará con fuerza el 10 de enero (2020) con la cosecha de las primeras peras William’s. Cuando se analiza el entorno de crisis en el que se encuentra sumergida la actividad regional, es poco probable pensar que existan condiciones sanitarias para poder crecer con las exportaciones de fruta a Brasil. Por el contrario, estamos más cerca de tener un nuevo conflicto sanitario.

El presidente Alberto Fernández todavía no se reunió con su par brasileño por las diferencias ideológicas que lo separa. Sin un acercamiento entre ambos países muchas de las actividades comerciales que están ligadas al Mercosur estarán en problemas. El acuerdo político debe ser previo al sanitario. Comenzó el año y el primer conflicto puede estar en la carpocapsa argentina y el cierre de frontera para exportaciones que representan más de 110 millones de dólares anuales al sector del Valle. 

 

Rio Negro

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