nte una denuncia, detección o presencia del caracol gigante africano (Lissachatina fulica) el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) toma de manera inmediata una serie de medidas en el lugar y brinda recomendaciones a la población.
“Ante la presencia de esta plaga, nos comunicamos con los denunciantes y tomamos las medidas correspondientes, junto a los organismos provinciales o locales en donde se dé la posible detección”, sostuvo Yanina Outi, coordinadora de la Dirección de Información Estratégica Fitosanitaria.
1) Se pone en contacto con la persona y si es posible primero se solicitan imágenes del caracol para descartar otras especies. Si no se puede determinar por imágenes que no es Lissachatina fulica se pide su ubicación para coordinar una visita inmediata al sitio de detección denunciado.
2) Una vez en el lugar los técnicos proceden a buscar ejemplares de caracoles e identificar la especie. De tratarse de Lisachitina fullica se realiza una recolección de los ejemplares que se observen en la propiedad y se procede a eliminarlos de manera segura.
3) Se capacita al denunciante en cómo manipular de forma segura y controlar al caracol.
4) Se inician acciones para conocer si la especie se encuentra distribuida más allá de la zona denunciada, se realiza un seguimiento del foco y la capacitación a otras instituciones y a la población en cómo recolectar y eliminar los caracoles de forma segura.
Es un caracol con un caparazón o conchilla grande, de hasta 20 cm de largo y 10 cm de ancho.
Color: castaño o marrón en general y bandas longitudinales “a lo largo del caparazón” castaños claras y oscuras irregulares.
Forma: Cónica, con un truncamiento o corte en la base de la columna. El borde de la apertura del caparazón es “filoso”, es decir que si lo sentimos con los dedos es factible poder diferenciar este borde cortante.
No tocar caracoles.
Evitar el contacto con la baba del caracol (Lissachatina fulica), especialmente con ojos, nariz y boca.
Lavar con agua potable las verduras.
Si tocó el caracol, lavarse inmediatamente las manos. También hacerlo luego de tocar las superficies que puedan haber estado en contacto con la baba de caracol.
No comer caracoles.
No utilizarlos como carnada, mascota o adorno.
No utilizar venenos contra el caracol, ya que pueden afectar a niños, mascotas o fauna nativa.
En caso de ser necesario, tomar los caracoles con guantes impermeables, colocarlos en una bolsa, aplastarlos y enterrarlos. Los guantes también deben ser enterrados o quemados.
“El caracol gigante africano es de hábitos nocturnos, sobrevive bajo tierra y se refugia en restos de maderas, materiales de construcción, caparazones vacíos y plantas, por lo que también recomendamos eliminar esos posibles refugios como medida de prevención”, agregó Outi.
Además de las detecciones confirmadas hace 10 años en Puerto Iguazú, provincia de Misiones, en 2021 el Senasa confirmó la presencia de esta plaga en la localidad de Eldorado y lleva a cabo acciones ante denuncias recibidas.
En el mundo se pierden al año un 40% de los cultivos por causa de plagas y enfermedades. Desde el Senasa trabajamos en la prevención y el control de plagas que pueden dañar las plantas y promovemos el Año Internacional de la Sanidad Vegetal (AISV) que se celebra en todo el mundo.
Ante la detección de la presencia de esta se pueden comunicar al correo electrónico [email protected]