En el Bosque Atlántico, al sur de Brasil, hace mucho tiempo se comenzó a recolectar y procesar la pulpa del fruto conocido como “Açai de Juçara”, que rápidamente tuvo éxito comercial debido a los atributos que llevaron a los especialistas a catalogarlo como un superalimento. En la ciudad de Andresito, ubicada en la provincia argentina de Misiones, la Cooperativa Agroecológica Península Limitada busca replicar el éxito del país vecino, utilizando los frutos del palmito que, en sabor, color y textura, se parecen mucho al açai amazónico extensamente consumido en todo Brasil, pero con mayor cantidad de propiedades alimentarias.
El proyecto misionero partió de la búsqueda de un grupo de productores que, conservando parcelas considerables de bosque nativo, necesitaban una alternativa que permitiera hacer una explotación sustentable de lo que ofrece la selva, sin provocar un daño en el ecosistema. Si bien todavía trabajan a escala artesanal, las 11 familias que conforman la cooperativa procesan alrededor de 60 kilos de frutas por día, de los que obtienen unos 30 kilos de pulpa a partir de la extracción de ésta del fruto de la palmera del palmito.
Mirna Korniejczuk, una de las impulsoras de la cooperativa, cuenta que le dieron al producto el mismo nombre que le daban los nativos guaraníes al fruto del palmito: Jejy’a. “Cada día le toca a un productor distinto acercar su semilla a la cooperativa. Luego, las clasificamos manualmente para sacar frutos verdes, palitos, los que puedan tener hongos. Después de una serie de lavados, se pone todo en agua con lavandina para desinfectar, se deja en reposo y después directamente va a la sala de extracción, previo paso por agua caliente para que se afloje la pulpa”, explicó Korniejczuk, a la vez que agregó que “el proyecto permite sacar un rédito económico de la palmera del palmito sin tener que dañar a la planta y aporta un beneficio a quienes deciden conservar bosque nativo en sus chacras”.
En la misma línea, la productora se ocupó de aclarar que no cultivan ni tienen intenciones de hacerlo, sino que se limitan a recolectar los frutos de las palmeras que crecen de manera natural en el monte, porque el objetivo final es justamente conservar la selva y ofrecer un producto extraído directamente del monte.
La pulpa de Jejy’a se puede utilizar en una amplia gama de alimentos y bebidas: coctelería, cocina gourmet, postres, mermeladas, helados, jugos, salsas, licores y cervezas. Por otro lado, también hay experiencias de su uso en cosmética o como tintura natural para telas. Entre sus propiedades se destacan la capacidad antioxidante y el contenido de antocianinas, además de los niveles de proteínas, lípidos, ácidos oleicos y linoleicos, potasio, calcio, hierro y manganeso; son también considerados alimentos energéticos y poseen vitaminas A, E y C.