n busca de impulsar hábitos de consumo más amigables con el medio ambiente, Anna Pierre, licenciada en Economía, inauguró el primer supermercado libre de envases del país. El emprendimiento, denominado Cero Market, supone una novedad dentro del rubro, ya que propone un sistema de negocios que no solo es sustentable, sino que también es productivo: en poco tiempo, consiguió su propia red de franquicias.
Preocupada por el cambio climático y las acciones del hombre sobre el ecosistema, Pierre se interiorizó acerca de diferentes problemáticas actuales y decidió aportar su granito de arena en la lucha contra la contaminación. La idea fue impulsar la creación de un establecimiento sin envases enfocado en la venta a granel, con el fin de evitar el desperdicio de plásticos y alimentos.
En Cero Market no cobran un importe extra por el peso del recipiente que contiene los productos y mantienen rigurosas normas de higiene y seguridad alimenticia. Pierre comentó que se lanzó a la aventura debido a que en muchas oportunidades encontró dificultades a la hora de comprar en pequeñas cantidades.
Además, observó que algunos artículos que en el último tiempo comenzaron a venderse más por el cambio de paradigma –como el shampoo sólido o las toallas femeninas de tela– solo se conseguían en contados locales. “El objetivo fue crear un supermercado sin envases ni cantidades mínimas”, agregó.
Junto con su socio, José Bartolomé Saavedra, analizó las fortalezas y debilidades de la iniciativa, estudiando las particularidades de diferentes formatos de negocio disponibles. Antes de dar el primer paso, realizó viajes, se contactó con proveedores y llevó adelante el diseño del local. La acción implicó la contratación de ingenieros e industriales, aparte de diversas labores para darle forma a la imagen y los contenidos de la marca. Pese a desarrollar el trabajo en plena pandemia, los resultados se hicieron visibles al poco tiempo.
Cero Market comercializa productos delimpieza, higiene personal, belleza, bazar, alimento para mascotas, granos, semillas, galletitas, pastas, arroz, dulces y panificados. Lo único que no vende son artículos frescos.
Como bien marca su nombre, la meta es alcanzar índices de cero desperdicio, intermediarios y agroquímicos. También aspira a que las compras en el supermercado sean lentas, pausadas y pensadas, con menos apuro.
La modalidad para comprar consiste en los siguientes pasos:
1) El cliente entra al local y pesa los contenedores que agarró para llenar. Un empleado anota la cifra en la base de los canastos.
2) Tras recargar los contenedores con los productos que desea, el consumidor pasa por la caja, donde un encargado resta el peso previamente descifrado. Las compras no requieren cantidades mínimas sea cual sea el monto final.
El local cuenta con frascos, bolsas reciclables, latas y botellas para que los usuarios rellenen con sus artículos de preferencia. El propósito es que todos aporten al cuidado del planeta.