Ahora que se aproxima el verano, una de las claves para contar con una huerta productiva es protegerla de las temperaturas extremas. Cuando los rayos del sol son fuertes, se recomienda armar reparos con ramas o media sombra y aprovechar los espacios de oscuridad.
En invierno, por otro lado, se deberá extender un plástico por encima de las plantas y asegurarse que el material no tenga contacto directo con éstas, además de sujetarlo con piedras al suelo. Sin embargo, se deben destapar con frecuencia para prevenir enfermedades y retirar la cubierta cuando ya no exista riesgo de heladas.
Si bien las hortalizas serán tiernas y sanas siempre que reciban agua en cantidad suficiente y con frecuencia cotidiana, el exceso de humedad es perjudicial, ya que provoca la aparición de enfermedades y deteriora la calidad y el sabor de los productos. Para evitar esto, se debe regar hasta que el drenaje inferior del envase comience a gotear. Además, existen tecnologías que facilitan el riego, pueden fabricarse con recipientes reciclados, sistema de aspersión por botella, y otras como goteo y temporizadores.
También, como complemento de riego, la incorporación habitual de materia orgánica mejora la capacidad de retención de los suelos compactos y enriquece la absorción de los suelos arenosos.
Para lograr una producción sostenida de hortalizas frescas durante todo el año, es importante conocer el calendario de siembra y realizarlo cada 20 o 30 días. Para recoger bulbos y verduras de raíz (remolacha, rabanito, zanahoria y cebolla) es necesario arrancar la planta de raíz. En cambio, el perejil, la radicheta y la rúcula deben cortarse con un cuchillo al ras del suelo a fin de mantener tierno el cultivo. En el caso de las verduras de hoja como acelga, lechuga o espinaca, se extraen las hojas más grandes a medida que crecen para permitirle a la planta desarrollar nuevas hojas. Los frutos se retiran cuando tienen buen color y tamaño.
Los insectos dañinos se alimentan de las plantas. Cuando su presencia ocasiona daños importantes, forman una plaga. Las vaquitas de San Antonio y las juanitas se definen como insectos predadores, ya que se alimentan de los dañinos y facilitan su control.
En cambio, las especies benéficas como los insectos polinizadores tienen un rol positivo. Las abejas ayudan a obtener una mayor cantidad de frutos y semillas.
Entre las alternativas agroecológicas para controlar las plagas se destacan:
- Trampa amarilla: corte una botella de lavandina en forma de placa rectangular y píntela con aceite usado de auto. Los insectos serán atraídos por el color amarillo y quedarán adheridos a la superficie.
- Trampa de cerveza: seleccione un recipiente y con una tijera realice unas ventanas. Enciérrelo a nivel de las aberturas y llénelo con cerveza para que los insectos se ahoguen al caer. Al cabo de unos días, retire los moluscos y reponga la cerveza.
- Control de hongos casero: los hongos y virus frecuentes surgen con el mal del almácigo y produce un estrechamiento de su tallo y los seca rápidamente. Se previene con el agregado de lombriz compuesto en el sustrato almácigo. En el caso de observar plantas infectadas, no vuelva a utilizar ese sustrato para preparar almácigos y debe incorporarlo a otros envases con plantas ya crecidas.
- Caracol y babosa: se alimentan de hojas tiernas y tienen preferencia por las coles. Atacan por la noche y permanecen en lugares oscuros y húmedos durante el día. La trampa de cerveza es una técnica muy efectiva para atraparlos.
- Oruga: utilice preparados de tabaco, paraíso o ají picante para el control de larvas que se alimentan de hojas.
- Pulgón, mosca blanca y cochinilla: en general, atacan hojas y brotes de leguminosas, coles, cítricos y jazmines y provocan la deformación de sus hojas. Pueden detectarse a partir de un tizne negro en las hojas producido por el hongo Fumagina, que aparece debido a la excreta azucarada de los insectos. Utilice alcohol de ajo, agua y jabón blanco o aceite emulsionable para controlarlos.
- Chinches: se alimentan de la savia de las plantas. Cuando son pequeñas dañan las hojas, mientras que en su estadio adulto atacan los frutos y provocan que dejen de crecer. Prefieren los cultivos de berenjenas, tomates, chauchas y coles. Se desarrollan entre la primavera y el verano y, durante el invierno, hibernan entre las hojas.