xisten grados o niveles de valor agregado en los alimentos de origen agrícola. En el caso del ajo, se puede agregar valor a través de tácticas y estrategias modernas, diferenciando el cultivo y aumentando la rentabilidad del negocio.
El ajo comienza a tener valor agregado a partir del momento de la cosecha. Se debe secar, cortar las hojas y raíces (para ajos a granel), limpiar, pelar y “tamañar”. Casi todas estas tareas se realizan de forma manual.
La más simple de las diferenciaciones es a través de las presentaciones: se lo puede presentar cortado (sueltos a granel o envasados en mallas), o con “rama” en forma de ristras.
El envase de exportación suele ser una caja de 10 kilogramos. Al ser un envase a granel, son los importadores los que realizan la tarea de sacar los bulbos de estas cajas y los colocan en un display de dos o más bulbos para la venta minorista.
Se han realizado varias propuestas para prescindir del envase a granel y despachar las exportaciones nacionales en envases definitivos para el público.
Así como se comercializan los vinos y los aceites de oliva varietales, entre los ajos también hay existen varietales de mayor o menor picor, es decir, más suaves o más picantes. Si de colores se trata, los hay también rosados, morados, blancos, violetas, colorados y castaños.
También se puede agregar valor y tiempo de comercialización a través de la modificación de la vida útil del ajo en estantería. Ésta se mide cortando el diente longitudinalmente y observando el estado del brote. La conservación frigorífica y el uso de antibrotantes son dos técnicas efectivas para sumarle valor a la producción.
No todas las variedades ni todas las edades de los ajos brindan el mismo sabor. En este sentido, es importante tener en cuenta el destino gastronómico del ajo para elegir la mejor combinación en su menú.
El destino industrial debe tener en cuenta el tipo de ajo que se selecciona. La Argentina dispone de ajos con mayor o menor aptitud para la preparación de ajos pelados, pastas, jugos o polvos.
Otra de las estrategias más modernas de diferenciar productos es a través de las difusión de las propiedades nutracéuticas, es decir, aquellas que combinan el valor nutritivo con el valor para la prevención de enfermedades. En este sentido, el ajo es la especie más antigua y la más estudiada desde ese punto de vista por el efecto de la alicina, el ajoeno, la fibra dietaria y el selenio.
La digestibilidad –convertir en el aparato digestivo los alimentos en sustancias asimilables por el organismo– también es motivo de estudio y diferenciación de los ajos.