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Alimentos orgánicos argentinos ganan terreno y se posicionan en el mercado externo

Ante la notable preferencia de los consumidores por este tipo de productos, el país comienza a desarrollar cadenas de valor sustentables que miran al mercado internacional para satisfacer la demanda

Alimentos orgánicos argentinos ganan terreno y se posicionan en el mercado externo
lunes 02 de diciembre de 2019

Los cambios en el consumo no solo exigen nuevas formas de producción, sino que también generan demandas y mercados diferentes.

Ante esa realidad, Lino Barañao, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, señaló que “en los últimos años empezó a haber un nuevo mercado que es el del lujo sostenible. El lujo estuvo asociado a la ostentación, a lo exclusivo y ahora tiene más que ver con la actitud ética. Antes era tener un colmillo de elefante en la casa, mientras que ahora es contribuir para la salvación del elefante”. Con ese objetivo y en conjunto con la Fundación PuntoGov y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), desarrollaron el proyecto Innovación Inclusiva, que estudia tecnologías que permiten generar empleo, revalorizar la producción local y cuidar el medio ambiente.

Actualmente, el nuevo consumidor busca productos de calidad, nutritivos y libres de agroquímicos, además de que no se talen bosques para producirlo, una menor huella de carbono y que se cumpla con las normas de comercio justo. “Quiere una identidad territorial y una historia, saber de dónde viene. Cuanto más exótico es el lugar, mejor; cuanto más pristino, mejor”, dice Barañao. Para asegurar la trazabilidad de los productos se trabaja con la tecnología blockchain.

Por su parte, Sabrina Díaz Rato, presidenta de la Fundación PuntoGov, señaló que se trata de “un estudio, pronto a publicarse, de investigación y casos concretos que muestran el potencial de la Argentina. También analizamos los cuellos de botella a resolver, políticos y técnicos. Creamos un portafolio de oportunidades de inversión en: alimentos premium, fitoterapéuticos y fitocosméticos”.

Entre las conclusiones, el mercado de alimentos orgánicos muestra un gran impulso en la demanda, con un crecimiento que varía entre el 5% y el 40% anual, según el producto, y un crecimiento promedio del 25% anual en los últimos diez años. “Los productos orgánicos reciben las mayores primas de precio y esto se debe a que los países con la mayor demanda no poseen la tierra necesaria para satisfacerla”, dice Díaz Rato.

 

Pizzas y empanadas para el mundo

En el plan original de las pizzerías Tomasso no se proyectaba contar con 200 puntos de venta en países como España, Estados Unidos, Paraguay y Perú para 2030.

La historia comenzó hace más de diez años, cuando se fundó esta cadena en Barrio Norte. El negocio marchaba bien hasta que se desataron los primeros problemas y algunos de los locales quedaron en manos de los empleados. El socio fundador, junto con uno de los repartidores, decidieron cambiar el modelo y comenzaron a abastecer a los bares. A mediados de 2016, convocaron a Diego Giavarinni, su actual CEO. “Hace un año desarrollamos productos alto proteicos”, afirmó.

Así fue como surgió la división de alimentos orgánicos, con masa de pizza y empanadas veganas. El objetivo de Tomasso es desarrollar alimentos con aminoácidos complejos que puedan reemplazar a la carne. “La pizza y la empanada son el vehículo para llevar tecnología alimentaria a todo el mundo”, indicó Giavarinni.

“El producto fue bien recibido en el negocio del retail y ahí también nos contactamos con gente en China para explorar el modelo take away”, señaló el CEO, y agregó: “Hay una demanda de alimentos de alta calidad. China compra todo y a ellos no le compran por un tema de seguridad; les interesan no solo para Singapur, sino para vender al resto del sudeste asiático, en donde va a haber 800 millones de personas con un poder adquisitivo equivalente al americano medio hoy, es decir, cuatro mercados americanos con este gusto por lo natural”.

 

Miel argentina

Recorrer las rutas argentinas o visitar la plaza principal de las ciudades del interior permite degustar nuevos sabores. Desde este punto de vista, Silvia Pagano desarrolló Orgánicos y Regionales, un emprendimiento que pone el énfasis en los alimentos arraigados en las tradiciones de las provincias.

“El país es uno de los principales productores de miel del mundo. El 90% se exporta, pero no hay innovación”, manifestó Pagano. Ella misma diseñó la maquinaria que actualmente utiliza para su producto: un café endulzado con azúcar. “Se potencia las propiedades antioxidantes y energizantes del café. Llevé este producto al INTI para hacer los análisis y quedaron sorprendidos del potencial”, recordó.

Según Pagano, su producto no solo se puede utilizar como infusión, sino también para relleno de golosinas, alta patiserie, entre otros. Desde 2012, la emprendedora recorre las provincias para seleccionar las mejores mieles. “En Malargüe (Mendoza) se da una miel muy exclusiva, de calidad premium. “Para 2020 quiero hacer una convocatoria para reunir más productores”, destacó.

Este producto local participó de una feria en Dubai en donde logró cerrar dos contratos para la exclusividad de representación y comercialización en doce países de Oriente Medio, lo que representa unas 34.000 unidades de 200 gramos cada una. Luego, llegó un pedido de Alemania con exclusividad para ese país, Bélgica y Holanda. “En mi casa se trabajaba mucho con la miel; posee propiedades medicinales y está asociada a la cultura indígena. Estoy desarrollando a los productores para que puedan obtener la certificación orgánica”, aseguró Pagano.

 

Producción de maqui

El maqui es un fruto que crece en gran parte de la Patagonia. De forma similar al arándano, posee cualidades antioxidantes que lo colocaron como uno de los mejores del mundo. No obstante, no se comercializaba en el país.

El recorrido comenzó hace más de 70 años en San Telmo. La Farmacia Santa Catalina comercializa productos fitosanitarios, es decir, aquellos que tienen como base la utilización de las plantas. Elizabeth Varas, gerente de la empresa, explicó: “Realizamos un relevamiento de la zona y capacitamos a la gente del lugar para su cultivo”. Esto los llevó a recorrer 2.000 km en camioneta y brindar asesoramiento técnico para que este fruto pueda ser conservado sin perder sus propiedades. Para los pobladores, que durante el año trabajan en otros cultivos, la posibilidad de recolectar el maqui significa un nuevo ingreso económico.

Para darle impulso a su proyecto, aplicó a una línea de financiamiento en donde ellos aportaron cerca del 70% del capital y el resto provino del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR).

Sin embargo, “desde hace tres años estamos con los temas burocráticos, si bien estábamos habilitados como pequeña industria o laboratorio, las cambios de la legislación hicieron que eso se perdiera”, reveló Varas.

Para Barañao, el proyecto “está apuntando a las dos demandas que tiene la Argentina: balanza comercial y empleo. La idea es mostrar que la ciencia y la tecnología pueden aportar a eso”.

Estas cadenas de valor, que se dirigen a un nicho pero con productos altamente rentables, también tienen la característica de atender los tres pilares de la sustentabilidad: el económico, el social y el cuidado ambiental.



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