Tropical Race 4: la pandemia del plátano

na enfermedad letal afecta a los plátanos y se extiende a nuevos países, obligando a la industria a cambiar la forma en que se cultiva la fruta más consumida del mundo. Se trata de Tropical Race 4 (TR4), también conocida como “enfermedad de Panamá”. Se trata de un mal causado por el hongo Fusarium oxysporum, de transmisión silenciosa que se extiende antes de que aparezcan los síntomas.

La razón por la que el TR4 es tan mortal radica en su sigilosa transmisión, aunque a diferentes escalas de tiempo. Se estima que la planta enferma estará sana hasta por un año antes de mostrar los síntomas de la enfermedad: manchas amarillas y hojas marchitas. En otras palabras, cuando se la logra detectar ya es demasiado tarde y se habrá propagado por esporas en el suelo, botas, plantas, máquinas o animales.

Protocolos

Con una economía globalizada en la que los investigadores, agricultores y otros visitantes de las plantaciones de banano se mueven libremente por todo el mundo, la enfermedad se ha extendido aún más rápidamente. Durante la última década, la epidemia se ha acelerado repentinamente desde Asia a Australia, Medio Oriente, África y, más recientemente, América Latina.

Actualmente, la enfermedad de Panamá está presente en más de 20 países, causando temor por la escasez de la fruta más consumida en el mundo. Si bien los científicos trabajan a destajo para tratar de encontrar una solución, la pregunta no es solo si pueden hallar una cura, sino también cómo vivir en una “nueva normalidad” que cambiará los plátanos para siempre.

Fernando García-Bastidas, experto en sanidad vegetal, describe el alcance que tiene la enfermedad con un comportamiento similar al de una pandemia. “Los plátanos son indudablemente una de las frutas más importantes del mundo y son un alimento básico importante para millones de personas. No podemos subestimar el impacto que la TR4 puede tener en la seguridad alimentaria”, enfatiza.

Sin cura hasta el momento, todo lo que se puede hacer es colocar en cuarentena las granjas infectadas y aplicar medidas de bioseguridad, como desinfectar las botas y prevenir el movimiento de las plantas entre las granjas. En otras palabras, realizar el equivalente de lavarse las manos y mantener la distancia social.

La carrera por la cura

En Australia, los científicos han desarrollado un plátano Cavendish modificado genéticamente (GM) que es resistente a TR4. Para García-Bastidas, quien ahora trabaja en la firma de investigación KeyGene en colaboración con la Universidad de Wagegingen, una posible solución se encontraría en la introducción de más diversidad en el cultivo del banano, para volverlo más resistente a los brotes de la enfermedad.

Por su parte, Dan Bebber, un profesor asociado de ecología de la Universidad de Exeter en el Reino Unido, ha pasado los últimos tres años estudiando los desafíos del sistema, para mantener el suministro de bananas como parte de BananEx, un proyecto financiado por el gobierno británico.

Según el experto, la mejor manera para que la industria bananera sobreviva al TR4 es modificando la forma en que se cultiva la fruta. Bebber señala informes de Filipinas donde las granjas orgánicas combatieron con éxito la TR4 gracias a la microbiota del suelo. Siguiendo esta línea de investigación, la propuesta para las granjas bananeras consiste en introducir materia orgánica e implementar un sistema de rotación de cultivos para aumentar la protección y la fertilidad, utilizando microbios e insectos en lugar de químicos como pesticidas, además de dejar más espacio libre en el suelo para alentar la vida silvestre. “Esto podría significar un aumento en el precio de las bananas, pero a la larga serían más sostenibles”, concluye.