as otras plantas de producción están en Guatemala, Hawai, Valencia y una nueva en proceso en México. Las Moscas del Mediterráneo son originarias de Äfrica y se extendieron a más de 90 países. Provocan un daño severo a las frutas: durazno, manzana, papaya, kiwi, cítricos, café, entre otros. La técnica del insecto estéril -TIE- se utiliza en todo el mundo para combatir esta plaga, también conocida como Mosca de los Frutos. Consiste en liberar machos estériles que copulan con las hembras silvestres que se encuentran en el campo, pero al ser estériles se impide su reproducción. De este modo, se evita que depositen huevos en las frutas, permitiendo además la reducción en la utilización de agroquímicos.
Para que el combate con esta técnica sea eficaz, se deben liberar cierta cantidad de moscas estériles dos a tres veces por semana en las zonas productivas, como Cuyo y Patagonia, desde agosto hasta mayo. Y todo ese material es producido en la biofábrica del Iscamen, inaugurada en 2007, que produce anualmente 15.000 millones de pupas estériles.
“La bioplanta tiene capacidad de producción para 700 millones de pupas semanales y hay 220 técnicos trabajando en todos los procesos”, describe Asfennato, “acá se reproduce todo el ciclo de la mosca en forma artificial”.
En la planta de producción mendocina cuentan con jaulas de reproductores donde se obtiene el primer material: los huevos de las moscas. Dichos huevos son sembrados en una dieta larvaria formulada con azúcar, levadura, harina de soja y conservantes. De allí eclosionan las larvas que se alimentan de este sustrato, y una vez que las larvas alcanzan su tercer estadio, “saltan” del alimento y son colectados en forma diaria en un promedio de 1200 litros por día. A las 24 hs esas larvas se transforman en pupas. Al cabo de 9 días son sometidas a una fuente de irradiación, que al modificar los órganos sexuales en formación, les quita la capacidad de generar esperma. “Esos machos copularán pero no dejarán descendencia”, explica el especialista, “Una vez esteriliizados, se depositan en bolsas de papel o en adulto frío y se procede a la liberación en los oasis productivos”.
Los insectos se envian en el estadio de pupas, 48 antes de nacer. Van embaladas en bolsas y contenidas en conservadoras refrigeradas, lo que permite 48 horas de tránsito sin que sufran modificaciones. Hay dos modos de liberación, dependiendo del sistema de empaque. Uno de ellos es en bolsas de papel alimentadas con un papel almibarado, donde se colocan unas 4000 moscas que nacen y comen de ese “papel alimento”, y en un lapso de cinco días se liberan. “Tenemos siete aviones que liberan 10mil bolsas por vuelo con este sistema”, señala Asfennato .
El otro método, más moderno, se denomina “Adulto Frío”. Esas mismas pupas se colocan en jaulas. Cuando nacen las moscas reciben comida y agua, y al sexto día se someten las jaulas a un shock de frío. Las moscas se aletargan y son trasladadas a cámaras refrigeradas entre 2 y 6 grados. Se colocan las cajas en un avión y se liberan a determinada altura. En el transcurso de la caída, la mosca se despierta al tomar contacto con la temperatura ambiente.
“Nos hemos propuesto vender el 20% de la producción anual para ser autosustentables”, señala Asfennato, “que son 2mil y 3mil millones de pupas al año. Por eso hemos salido a competir y ganamos ya dos licitaciones internacionales: una en Marruecos por más de 400 millones de pupas, y otra a Bolivia por 162 millones. Además, estamos cerrando los detalles con Chile para iniciar un proceso de compra y abastecer desde nuestra Bioplanta a todos los programas de la región considerando las ventajas logísticas”.
A24