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Estancia Santa Gertrudis: la gran productora de forrajes de Lezama

La finca maneja buenos números de cría y recría a partir del empleo de una estrategia que desarrolla un control estricto de pasturas, con rodeo de reposición propia sin inseminación artificial

Estancia Santa Gertrudis: la gran productora de forrajes de Lezama
miércoles 04 de diciembre de 2019

Estancia Santa Gertrudis es una de las fincas ganaderas tradicionales más importantes de Buenos Aires. Ubicada en la localidad de Lezama y administrada por la última generación de la familia Saráchaga, maneja excelentes números en relación a la cría y la recría, mediante un manejo estricto de pasturas, que emplea un rodeo de reposición propia sin inseminación artificial.

Los encargados de llevar adelante el proyecto son Manuel y Javier Saráchaga, quienes se ocupan de la explotación ganadera y el aprovechamiento del casco principal y el campo para el turismo rural, respectivamente. El espacio dispone de alrededor de 1.136 hectáreas, de las cuales 650 son ocupadas por más de 600 vacas. De la superficie total, 230 hectáreas se arriendan para la agricultura, mientras que otras 200 son pajonales que aún permanecen sin un uso específico. Desde que tomó las riendas del negocio, Manuel Saráchaga, se dedicó a mejorar las cifras concentrando las tareas en 200 hectáreas de pasturas implantadas y 200 hectáreas de pastizal natural.

“Me considero un productor de forraje. Sin comida no tengo negocio. El planteo pasa por lograr una dieta balanceada y nutritiva para que la vaca esté gorda todo el año y tenga leche para criar el ternero. La recría también la hacemos con pasturas”, comentó.

La siembra de pastos se planifica según los diferentes ambientes, sean lotes altos o inundables. Se trata de mezclas elaboradas y pensadas para el bienestar y la nutrición de los animales, donde hay cebadilla, trébol rojo y blanco y especies adaptadas como festuca y lotus. Además, mantienen 19 potreros que se subdividen en parcelas con el uso de un alambrado eléctrico.

Respecto al proceso de fertilización, cada año se lleva a cabo un estudio de suelo para no echar químicos de más. El fósforo (P) se utiliza variando las dosis de acuerdo al análisis, mezclándolo con un poco de nitrógeno (N), para generar mayor volumen de pasto en invierno cuando los campos están pelados. Durante los años más complicados, para asegurarse la alimentación en climas invernales se emplea raigrás o avena. “Si hay que suplementar con algo, no usamos maíz en grano ni silo ni alimentos balanceados o manufacturados”, detalló Manuel Saráchaga.

El mecanismo está garantizado por la alta producción pastoril de primavera con la que se confeccionan las reservas para los meses más fríos. El procedimiento genera un excedente de pasto que es enrollado y almacenado para el invierno. Por su parte, el maíz se siembra y consume a “diente”, sin cosechar entre enero y febrero. “Es un alimento altamente nutritivo que ayuda mucho en determinadas situaciones”, agregó Manuel Saráchaga.

“Las vacas son Angus marca líquida: son hembras generadas y criadas por nosotros, ya que nos autoabastecemos de nuestros vientres. Los toros se los compramos a cabañas reconocidas de acuerdo a nuestras necesidades, como la producción de carne y el interés genético de adquirir los ejemplares que transmitan más facilidad en los partos”, indicó el profesional.

La preñez se logra de forma natural, aunque en algunos casos puntuales se realizan inseminaciones para un manejo más estratégico. El servicio es estacionado entre el 15 de octubre y el 15 de enero. “Ahí la vaca tiene un mayor requerimiento de alimento, porque es la época donde las pasturas explotan. Los terneros están al pie de la madre entre cinco y siete meses. Cuando llegan a los 200 kilos se los desteta. Hacemos la recría hasta que necesitamos vender. Así, puede durar entre cinco y seis meses”, profundizó Manuel Saráchaga.

Por año generan cerca de 300 terneras, que son llevadas a una preselección, donde se separan las que tienen menor potencial, que más adelante serán vendidas. Las mejores cien pasan a una reposición, donde se les confiere un manejo totalmente distinto. El porcentaje de pariciones es alto: en 2017 se obtuvo un 98% de preñez, con una relación del 3%, es decir, un toro cada treinta vacas durante tres meses.

El promedio de pérdidas entre preñez y parición y entre parición y destete ronda el 5%, siendo un 1% más bajo que en Cuenca del Salado. “En todo lo que hacemos tenemos mejores resultados que los vecinos que suplementan. Sabemos que muy tranquilamente se puede producir de forma eficaz con pasturas y manejos sencillos para el animal y el medioambiente”, concluyó el director.

 

Turismo

Javier Saráchaga es el encargado de llevar adelante el emprendimiento turístico de la finca. Al respecto, aseguró que forma parte de la impronta de la nueva generación que desde un principio quisieron imponer con la última administración. “Complementa la economía de nuestro campo”, destacó.

Estancia Santa Gertrudis: la gran productora de forrajes de Lezama

 

Cifras

- 1.136 hectáreas en Lezama

- 650 ocupadas

- 600 vacas

- 230 hectáreas arrendadas para agricultura

- 200 hectáreas de pajonales sin uso

- 100 vaquillonas ingresan por año a la reposición en el establecimiento



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