u nombre significa “aceitosa” y ya era considerada por dichas civilizaciones un alimento nutritivo y fuente de energía.
Hoy el cultivo de chía toma relevancia porque su consumo alimenticio aumentó en los últimos tiempos, en parte impulsado por el creciente interés en sus características funcionales alimenticias, ya que aporta energía, antioxidantes, fibra y omega 3, un ácido graso poliinsaturado.
La chía reduce los triglicéridos, un tipo de grasa en sangre, y con ello la acumulación de esta en las arterias, también baja la presión arterial, por lo cual disminuye las enfermedades cardíacas.
Por otra parte, según especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en Salta frente a la necesidad de aumentar la diversificación productiva para incorporar nuevos cultivos y nuevas posibilidades alimenticias, la chía se posiciona como una buena y prometedora alternativa.
“La diversificación productiva es una excelente opción para reducir el riesgo al que se enfrenta la producción mundial de alimentos y, en este sentido, la chía surge como una alternativa de mitigación y adaptación a los cambios en el ambiente” expresó Martín Acreche, especialista en ecofisiología de cultivos del INTA Salta.
Además, agregó “por sus precios y bajos requerimientos nutricionales, la chía es un cultivo clave para diversificar en zonas donde frecuentemente se realizan monocultivos, como es el caso de la soja y el tabaco”.
El INTA estableció a través de sus estudios sobre la chía, que presenta moderada tolerancia al estrés hídrico en el período crítico para la generación del rendimiento, característica que “la posicionaría como un cultivo con potencial para zonas de escasez de agua ante el efecto del cambio climático”.
El Agrario