L
a Asociación Veterinaria Británica ha recolectado opiniones de veterinarios jóvenes que trabajan en las granjas de Holanda, Francia, Nueva Zelanda, Dinamarca y el Reino Unido para conocer cómo han manejado la situación actual de COVID-19 y cómo creen que impactará la pandemia en sus futuras carreras en la práctica.
En primer lugar, los veterinarios de todos los países representados coincidieron en que la pandemia de COVID-19 conducirá a un mayor énfasis del concepto One Health y que los veterinarios están en una posición ideal para esta oportunidad, ya que trabajan en la intersección de la salud humana, animal y ambiental.
“Los veterinarios están acostumbrados a tratar las enfermedades infecciosas emergentes y la epidemiología y las pruebas que las rodean (por ejemplo, peste porcina africana o lengua azul). Esto ha sido útil ya que algunos ganaderos han recurrido a veterinarios en busca de consejos sobre COVID-19”, explican.
Para algunos veterinarios más jóvenes, los aspectos de formación se han suspendido debido a que no pueden acompañar a sus tutores en la granja por las medidas de distanciamiento social. “No estoy prosperando de forma aislada... Me vi obligado a pasar más tiempo en actividades fuera del trabajo que a veces encuentro difíciles de priorizar, pero esto me ha dado una opinión diferente sobre mi equilibrio trabajo-vida y creo que puede servirme para el futuro”, explica Tanja de Dinamarca.
Eleanor en Nueva Zelanda manfiesta que “como recién graduada, tengo que ser más proactiva para asegurarme estar unida, lo que no es tan fácil cuando no se comparte el espacio”.
En Holanda, los ganaderos han estado en la lista de trabajos críticos para que sus hijos puedan asistir a la escuela, mientras que los veterinarios de animales de producción no han estado en esa lista, una situación que causó cierta controversia.
Aunque reconocen que el trabajo en sí no ha cambiado para los veterinarios que trabajan en las granjas, “es probable que haya más soluciones digitales en el futuro y una menor necesidad de reuniones cara a cara”.
Todos los veterinarios han encontrado el distanciamiento social en la granja prácticamente desafiante. Nicolás, un veterinario de Francia, señala que, “como joven veterinario, es más difícil pedirles a los ganaderos que usen mascarilla o retrocedan... hay una gran responsabilidad de no ser un vector”. Todos estuvieron de acuerdo en que esto era un desafío.
Al comienzo del brote había mucha incertidumbre acerca de cómo llevar a cabo los procedimientos de manera efectiva mientras se aplicaban las medidas de distanciamiento. En el Reino Unido, algunos trabajos no esenciales (castraciones) se cancelaban si no se podía cumplir una distancia de 2 metros. Algunos de estos procedimientos no pudieron dejarse por mucho tiempo debido a implicaciones de bienestar (lesiones por cuernos). En algunos casos, la decisión quedó en manos del veterinario para decidir si no llevar a cabo el procedimiento suponía un problema de bienestar animal y si podía realizarse de manera segura mientras se mantenía el distanciamiento social.
Los estudiantes de Veterinaria en la universidad no han tenido prácticas, una parte clave de sus estudios, por lo que se ha retrasado la graduación en algunos países.
Sin embargo, los veterinarios también anticiparon que las empresas podrían ser reacias a contratar nuevos veterinarios durante este tiempo incierto.
En Nueva Zelanda, durante la temporada de parto (desde finales de julio en adelante), los veterinarios locales pueden representar hasta el 20 por ciento de la fuerza laboral. La prohibición de viajar puede significar que exista una escasez de veterinarios en Nueva Zelanda durante este período, por lo que existe presión sobre el Gobierno para permitir que los veterinarios viajen al país para este propósito.
Por otra parte, en Francia y el Reino Unido, ha habido un aumento de las personas que desean comprar productos animales directamente de las granjas; “esto ha sido positivo para los ganaderos, pero no está claro si esta tendencia continuará después de COVID-19”, indican.
Un veterinario de Francia observó que “el público era más consciente de la dependencia de los alimentos y los ganaderos”.
Todos los veterinarios permanecen entusiastas y optimistas sobre sus futuras carreras en la producción de medicina animal, pero aceptan que, inevitablemente, habrá grandes cambios.
Eleanor, veterinaria de Nueva Zelanda, reconoció que la telemedicina veterinaria “definitivamente tiene un lugar y está aquí para quedarse”.
Todos coincidieron en que los efectos colaterales de COVID-19 sobre el empleo, la riqueza, las redes sociales y la conciencia sobre el cambio climático tendrán impactos de gran alcance en la ganadería.
Diario Veterinario