La domesticación de los camélidos sudamericanos se inició 6.000 años atrás en los Andes peruanos y, aunque este hecho se dio más tarde en la Argentina, se cuenta con claras evidencias arqueológicas de que ya 3.500 años atrás existían llamas domesticadas.
Así lo explica el ingeniero agrónomo de la Dirección de Ovinos, Caprinos y Camélidos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, Guillermo Carbajo, quien además aseguró que actualmente se pueden encontrar llamas en las zonas de montaña de las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja y San Juan. “Se trata de un área montañosa especialmente continua del noreste andino argentino, donde se desarrollaron las más florecientes culturas originarias sedentarias que aprovecharon la fibra de vicuña, y criaron la llama para carne, fibra y transporte, prácticas que actualmente conservan vigencia”, indicó.
De acuerdo con Carbajo, la domesticación de la llama y la alpaca fue un factor fundamental en el surgimiento y desarrollo de estas antiguas civilizaciones. “El área donde se asienta el 97% del total del rodeo de llamas del país comprende la meseta que abarca la parte occidental de Jujuy y Salta, y la porción noroeste de Catamarca”, explicó el ejecutivo, a la vez que destacó que “un factor que limita el aumento del rodeo en la subregión puneña es la imposibilidad de incrementar la carga ganadera por la escasa receptividad de su agroecosistema; el criterio racional para acrecentar el rodeo de camélidos es hacerlo con una simultánea disminución del componente de ovinos”.
La llama es el camélido sudamericano de mayor tamaño, resultado de la domesticación del guanaco. Según el ingeniero, estas características han permitido utilizar este animal como fuente de carne, como animal de carga y también como proveedor de fibra y cuero. Una de las particularidades del rodeo de llamas argentino es que cuenta con características de finura de fibra similar a las de la alpaca peruana.
Si bien las producciones establecidas en la puna salteña y catamarqueña tienen una gran posibilidad de crecimiento, es la provincia de Jujuy la que posee más del 70% de las existencias totales; según Carbajo, esto demuestra la importancia que ha tenido la llama en su desarrollo. Sin embargo, remarcó: “Las llamas requieren un manejo menos complejo. La población rural que queda en la puna es anciana, ya que los jóvenes emigran a las grandes ciudades en busca de trabajo y mayores ingresos; es por ello que se prefiere continuar con esta especie”.
Además, brinda abrigo y alimento a los habitantes de estas regiones, siendo alto el consumo de carne de llama (1.000 toneladas). Por último, tal como detalló Carbajo, este camélido es un animal adaptado al agroecosistema, por lo que produce un menor impacto a nivel ambiental.
En resumen, la llama es un animal doble propósito, razón por la cual es el preferido de las poblaciones puneñas. No obstante, “para que las producciones sean sustentables en un futuro cercano, debe lograrse un equilibrio entre la producción de carne y de fibra, de manera que se obtengan beneficios”, afirmó el ejecutivo, a la vez que expresó que “para ello, en primer término, deben orientarse las producciones hacia la optimización del manejo, es decir, llegar a un animal con buenas condiciones para faena y que el productor haya obtenido beneficios de dos o tres esquilas eficientes”.
Finalmente, argumentó: “Deben conformarse verdaderas cadenas para lograr el reconocimiento de su calidad textil; esto conducirá a un mejor posicionamiento en el mercado local e internacional de la fibra de llama y al desarrollo de su producción”.