De acuerdo con los datos de la consultora Nielsen, en la Argentina hay un promedio de 100.000 kioscos, que realizan cerca de 212 millones de transacciones mensuales de productos de dulcería –caramelos, chupetines, chicles, chocolates, confites, bombones, gomitas, alfajores–. Sin embargo, según un informe publicado en marzo por la Asociación de Distribuidores de Golosinas y Galletitas, el consumo de golosinas de los argentinos disminuyó un 13,5% en los últimos cinco años. De esta manera, pasó de 3,9 kg per cápita anuales en 2013 a 3,2 kg por habitante en 2018.
Como en casi todos los rubros, la situación ocasionó que muchas pymes tuviesen que parar sus máquinas y bajar las persianas. Para mitad de este año, la conocida fábrica de Mielcitas, que tenía más de 43 años de presencia en el país, cerró sus puertas como muchas otras. De acuerdo a los datos ofrecidos por Euromonitor, el mercado de dulces representó, en 2013, un volumen de ventas al consumidor de 164.100 toneladas, cifra que cinco años más tarde se redujo a 141.900 toneladas.
El consumo de golosinas es casi exclusivo en los kioscos: se estima que más del 75% de las ventas se realizan a través de ese canal, mientras que el 25% restante se efectúa en supermercados. Aunque existen alrededor de 100.000 kioscos y hay más de 620 productos activos en el mercado de consumo personal, por punto de venta solo existen 127; por ello, según Nielsen, solo uno de cada cinco productos llega a estar presente. “La competitividad del canal de kioscos es alta, ya que la mitad de los productos concentran el 89% de la producción. Esta concentración se traduce también en que cinco players hacen el 80% de toda la facturación”, detalló el informe.
El rubro de las golosinas abarca varios tipos de productos: alfajores, caramelos, confecciones de azúcar, confecciones de chocolate y chicles, entre otros. Si bien la mayor parte de la producción se destina al mercado interno, hace algunos años los productores vieron la oportunidad de llevar nuestras golosinas al mundo, incluyendo Estados Unidos, Europa y Asia.
No obstante, hay quienes piensan que la retracción del sector también tiene que ver con una mayor conciencia acerca del consumo de azúcar y dulces en pos de la salud. En Brasil, uno de los principales destinos de las exportaciones, el mercado de golosinas representó en 2013 un volumen de 667.000 toneladas, mientras que en 2018 se produjo un decrecimiento a 583.300 toneladas, lo que significó un 12,5% menos.