a inmigración europea de principios del siglo XIX trajo una exquisita variedad de masas dulces y horneadas con baños de azúcar o crema pastelera que fueron parte de la panadería argentina.
Como la mayoría de los panaderos eran de tendencia anarquista como Errico Malatesta -quien fue además uno de los fundadores del Sindicato de Panaderos-, muchas facturas fueron bautizadas de forma especial.
La mayoría de las facturas de nuestra panadería citan con sarcasmo a sus archienemigos como la Iglesia, el Ejército o la policía.
Así nacieron los Vigilantes, Bolas de fraile, Esperanza de monjas, sacramentos o cañoncitos que hoy pueblan nuestras panaderías con un amasado y particular relato de la historia.
De la mano de los expertos en cocción de pan también se hicieron pan dulce, roscas de Reyes y distintos tipos de pan. Algunos marcaron su estilo como las figacitas, milonguitas y bizcochitos.
También se impone la moda de la panadería con masa Madre, panes que llevan por un cultivo de levadura de manera natural que se guarda y alimenta en la heladera.
En Buenos Aires, es conocido L´Epi Boulangerie, la panadería de los cocineros franceses Bruno Guillot y Olivier Hanocq. En la Cordillera, exactamente en Bariloche, Federico Fontán, ex chef del LLao LLao, elabora pizza de masa madre.
Minuto Neuqen