Hasta hace unos años, el garbanzo era un cultivo marginal en la provincia de Córdoba. Sin embargo, fue creciendo y en la actualidad cuenta con su propio clúster productivo.
Se trata de una cadena que genera unos US$75 millones al año y que produjo entre 67.000 y 87.000 toneladas anuales en las últimas tres campañas.
Todo este plan comenzó a diseñarse hace tres años por iniciativa conjunta entre el INTA, la Bolsa de Cereales de Córdoba y la Sociedad Rural de Jesús María, con el objetivo de fortalecer a la cadena productiva a través de un trabajo público-privado.
Clúster es un concepto que hace referencia a un grupo de empresas interrelacionadas que trabajan en un mismo sector y que colaboran estratégicamente.
Luis Magliano, presidente de la Sociedad Rural de Jesús María, explicó que el centro-norte de Córdoba no solo es el principal productor (junto con Salta), sino que tiene “clasificadoras y exportadoras con capacidad ociosa”, por lo que ven allí “una oportunidad importante de crecimiento”.
El clúster, en principio, está conformado por actores privados que son su núcleo y que se interrelacionarán con entidades públicas que conforman el ecosistema del cultivo. La meta es atraer más clientes, generar una mayor especialización y, en consecuencia, más productividad; facilitar las transacciones, la interacción entre sectores y el logro de metas comunes; desarrollar habilidades y competencias complementarias; y construir una infraestructura de servicios especializados.
En la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba el garbanzo integra el grupo de especialidades de legumbres. A nivel nacional, la provincia es la que más creció en la producción y exportación en la última década: pasó de exportar 30.000 toneladas en 2010 a 160.000 el año pasado, es decir, alrededor de 6% del mercado mundial.