Caminos e historias: ¿a qué se debe el encanto de Traslasierra?

entro de la majestuosa provincia de Córdoba, Traslasierra es uno de los destinos más elegidos para escaparle al descontrol de las grandes ciudades. Como se accede en auto a través del atractivo camino de las Altas Cumbres, el viaje es un sueño desde el vamos.

A través del mirador presente en el trayecto, ubicado a unos 1.200 metros de altura, es posible observar el valle custodiado por dicho cordón montañoso y el Cerro Champaquí, el más alto de la zona, de 2.800 metros sobre el nivel del mar. El área dispone de numerosas opciones para adentrarse en la naturaleza del ser, como meditación, yoga, reiki y diferentes prácticas energéticas. Los amantes de la gastronomía también pueden degustar delicias locales en diversos restaurantes y bodegas de renombre.

Entre los pueblos más pintorescos, se destacan La Población, Nono, San Javier, Villa Las Rosas y Yacanto, donde predominan las casas antiguas reformadas y las construcciones de adobe. Aquí, es común cruzarse con lugareños que, fieles a sus orígenes, se desplazan a caballo o en sulky.

Los jueves y sábados, la plaza de Villa Las Rosas se viste de gala para recibir la tradicional feria local, que semana tras semana acoge artesanos, cocineros y productores regionales que deleitan al público con sus elaboraciones.

En lo que respecta a Yacanto y San Javier, funcionaron como unidad hasta inicios del siglo XVIII. Luego de que el capitán Cristóbal Barbosa comprara la Estancia de Yacanto, un molino harinero constituyó la primera actividad económica de la zona, que terminó de cobrar fuerza con la llegada del ferrocarril.

Con el paso del tiempo, el molinero se transformó en un hotel de lujo, que en la actualidad cuenta con canchas de golf y tenis. Quienes busquen disfrutar del lugar comiendo algo rico, pueden pasar por la pulpería Lo de Jiménez.

Por su parte, San Javier es perfecto para iniciar excursiones al Champaquí desde El Hueco (Los Molles). Lo más recomendable es realizar la actividad con guías que conozcan la zona y ayuden ante cualquier inconveniente.

En el área, la Bodega Aráoz de Lamadrid y El Tala Hotel son dos espacios que enamoran. Fundados por Gregorio Aráoz de Lamadrid y su esposa Ana, quienes hace menos de una década adquirieron una hectárea de monte nativo y una casa por reconstruir, son parte de un proyecto que aspira a apuntalar el turismo dentro de Córdoba.

El establecimiento cuenta con seis habitaciones y un espacio destinado a la exhibición de piezas de artistas de la zona y botellas de la bodega. La muestra del paisajista Goyo, compuesta de piedras, estanques y una colección de cinco mil cactus de 400 variedades, forma parte del despliegue. A corto plazo, se planea inaugurar un restaurante.

Desde Bodega Aráoz de Lamadrid y El Tala Hotel se ofrecen tours donde se habla de arte, paisajismo y gastronomía. Alejandro Soria, quien también integra el emprendimiento, resalta que se trata de una propuesta que “invita a despertar los sentidos y gozar del atardecer en un entorno bello de identidad clara”.

A siete kilómetros de San Javier se localiza La Constancia, una estancia histórica de 1.200 hectáreas de bosque serrano, con arroyos y senderos ideales para realizar largas caminatas. Fue ideada cerca de 1895, cuando José María Arias Moreno y su esposa, María De La Plaza, se mudaron en busca de un clima seco que ayudara a que el hombre transitara mejor el cuadro de tuberculosis que venía padeciendo hace algunos años.

A la primera construcción de paredes de adobe y techos de paja, se incorporó un palomar, un patio de juegos infantiles y una gran pileta de natación que se alimenta del arroyo. En 1935, la heredera de Victorino De La Plaza hizo erigir una capilla dedicada a San Javier, para la que encargó a talladores del mismísimo Vaticano las imágenes de mármol de San José, San Antonio y San Francisco.

En la actualidad, la finca es administrada por Agustín Dorado, quien vive en una zona aledaña con su familia. El predio ofrece estadías de una semana que permiten desenchufarse de la realidad. Según el gerente, la propuesta es llegar para descansar y aprender a gestionar diversas emociones a partir de caminatas y actividades dispuestas para uno mismo.

La Granja Don Clemente, un criadero de truchas camino a Las Rabonas, constituye otro de los espacios de interés, ya que brinda la posibilidad de que los turistas pesquen en la pileta de la casa y se lleven los peces que van obteniendo en la práctica. También hay una tienda donde se pueden comprar antipastos, escabeches, patés, dulces y licores elaborados con recetas ancestrales.

A pocos kilómetros, la licorería Eben Ezer de Las Calles, una de las más antiguas de Córdoba, se ubica en un predio que en 1830 funcionaba como posta de recambio de caballos con 40 habitaciones. Allí pararon las tropas del unitario José María Paz, el federal Juan Bautista Bustos y el general Gregorio Aráoz de Lamadrid antes de enfrentarse al caudillo Facundo Quiroga. Por este motivo, el arroyo y balneario de Nono se denomina “Paso de las Tropas”.

Más adelante, la posta fue transformada en pulpería y, con el tiempo, en licorería. El producto estrella es el licor “de los benedictinos”, fabricado en base a hierbas del convento de Santa Fe. También sobresalen uno de aromáticas cordobesas, otro de sabayón y huevos, y los vinos de la Abuela Rosa. Mirta Molina, encargada del sitio, siempre está dispuesta a explicar y ofrecer su mercadería.

Frente a la plaza de San Javier se encuentra Los Olivos, un local de objetos de diseño y arte popular que es administrado por Sara Griskan, una empresaria oriunda de Bahía Blanca con experiencia en Buenos Aires, Europa e Israel. El proyecto comenzó luego de que decidiera establecerse en Traslasierra junto con su marido. Tanto lugareños como turistas valoran el emprendimiento, ya que trabaja con numerosos artistas y artesanos cordobeses de muy buen nivel.