a pandemia de COVID-19 desencadenó una notable transformación con respecto al mercado del jugo de ananá. Si bien la incertidumbre con respecto al declive económico global y nacional es demasiado grande como para hacer pronósticos confiables, actualmente se producen cambios en aspectos claves de este mercado, como los canales de ventas, las cadenas de suministro y los comportamientos del consumidor.
Dado que el jugo de ananá es menos popular que los jugos tradicionales, en plena pandemia de COVID-19 corre más riesgo que los productos alimenticios básicos. En un contexto de crisis económica y caída de los ingresos, los consumidores tienden a excluir los productos no básicos de las compras.
Dados estos supuestos, la contracción en el corto plazo del mercado de jugo de ananá podría ser perceptible. Sin embargo, en el mediano plazo, el mercado debería comenzar a recuperarse gradualmente a la par del aumento de los ingresos y de la mejora en la emergencia sanitaria por la pandemia.
El mayor riesgo de la cadena de suministro proviene del hecho de que la industria de la piña en los grandes países productores, como Costa Rica, Filipinas y Tailandia, está orientada en gran medida a la exportación. Por lo tanto, una disminución de la demanda en los países occidentales podría dañar seriamente a los productores locales.
El cultivo de ananá también puede verse obstaculizado en un futuro por la falta de inversión en 2020, debido a la incertidumbre económica y a condiciones financieras ajustadas, tanto para los agricultores como para los inversores.
El otro desafío se encuentra en la interrupción de las cadenas de suministro internacionales establecidas, incluidos los intermediarios de manipulación y envasado de alimentos, así como en el sector de procesamiento. En este sentido, las cadenas de suministro pueden verse socavadas por las medidas de cuarentena asincrónicas tomadas en los países involucrados, así como por las restricciones en las entregas.
No obstante, esto último comienza a mitigarse gracias a la reapertura gradual de las economías en los principales mercados de importación como Estados Unidos y Europa.
Por otro lado, viéndose reducida la cantidad de visitas a centros comerciales y tiendas tradicionales, el comercio minorista en línea se está convirtiendo en un canal clave para la venta de productos alimenticios. Además, la entrega sin contacto se está convirtiendo en una opción concreta y viable para los servicios minoristas.
En términos de marketing, a medida que el comercio minorista en línea se convierte en un canal de ventas clave, los presupuestos publicitarios cambian de dirección: de la publicidad en el punto de venta hacia los sitios de Internet y las redes sociales.
Mientras tanto, los envases minoristas adaptados a diferentes situaciones de consumo comienzan a volverse más populares: paquetes familiares, paquetes para una sola persona de varias formas y dimensiones, paquetes de refrigerios, entre otros.
Sumado a esto, una mayor atención del consumidor hacia el cuidado de la salud podría generar cambios en la marcas para centrarse en los beneficios del jugo de ananá, impulsando el crecimiento de las marcas “sin concentrado”.