En cualquier producción ganadera, proteger al rebaño de animales es una prioridad. Allí es donde entran en juego los perros arrieros, quienes ayudan a disminuir el estrés en la hacienda y mejorar el trabajo en el campo.
La Asociación Civil Sociedad Argentina de Perros Arrieros (S.A.P.A) fue creada con el propósito de difundir e impulsar el uso de perros arrieros como herramienta de trabajo en ganadería. Ana Julia Toledo, integrante de S.A.P.A., expresó: “Nos llaman de todos los lugares de la Argentina y nos preguntan cómo hacer para tener un perro, para aprender. Nos llaman de lugares que jamás hubiéramos pensado y allá vamos. Siempre estamos abiertos para poner en común lo que sabemos”.
Toledo sostuvo que “es importante que puedan realizar bien el trabajo, ya que cualquier tipo de estrés en el rodeo puede generar futuras pérdidas de productividad. Por ejemplo, si se arrea una vaca lechera mediante ladridos, imponiendo miedo, seguramente durante el ordeño dé muy pocos litros de leche”.
En la asociación solo trabajan con Border Collie, porque consideran que es la mejor raza para efectuar esta tarea. “Son capaces de traer todo el ganado desde un monte solos, siempre y cuando sea el perro con la genética adecuada para ese rodeo y con un enfrentamiento correcto. No es difícil entrenar a estos perros ya que lo llevan en su ADN”, indicó.
En la misma línea, afirmó: “Nuestros perros trabajan únicamente cuando le damos órdenes, no hacen lo que quieren. Ellos trabajan cuando nosotros los necesitamos. Es lo mismo que ir al campo con el tractor”.
En cuanto al entrenamiento en sí, la especialista manifestó que, una vez que se ha determinado que el perro tiene la genética adecuada, “se arranca siendo compinche con el cachorro. Él te acompaña a todos lados, y se le empieza a enseñar a que se siente, te espere, salte y funciones similares”. Según Toledo, la clave radica en “enseñarle con juegos lo que vos querés que haga, y lograr que entienda que lo que hace es porque vos se lo indicaste”.
Luego, cuando el cachorro cumple ocho meses “se procede a juntar al perro con la hacienda, lo mejor es con ovejas mansas. Ahí arranca el entrenamiento formal, se le enseña si tiene que ir por la derecha, por la izquierda, si se tiene que echar, etc. Ahí el perro empieza a sacar lo que tiene adentro y comienza a regularse solo”.