pesar del viento favorable que viene aprovechando el sector de la maquinaria agrícola, los fabricantes se encuentran con algunas luces amarillas en el camino. Una de ellas es la dificultad para conseguir recursos humanos adecuados, que en algunos casos llegan a límites inverosímiles: entre ellos se destaca el de Richiger, especializada en la fabricación de embolsadoras. Desde hace algunas semanas tiene lista una flamante nave de 2.000 metros cuadrados, pero aún no puede inaugurarla por no conseguir personal calificado.
La construcción se realizó sobre un lote de 7 hectáreas a la vera de la ruta 34, en el área industrial de Sunchales, en el oeste santafesino. La empresa posee allí uno de sus tres centros de operaciones (los otros se encuentra en el casco urbano), sobre el que proyectan las futuras ampliaciones.
En 2020, pandemia mediante, la empresa logró levantar un galpón de 2.000 metros cuadrados, que ya equipó con diez puestos de soldadura, tres puentes de grúa y el resto de las herramientas fundamentales para la producción. Sin embargo, le falta lo más importante: los operarios.
El problema de la firma santafesina no es la excepción a la regla. Otras del sector atraviesan lo mismo: se necesitan desde ingenieros industriales hasta soldadores. Richiger pretende incorporar 20 personas, pero hay casos de empresas con mayor demanda.
Desde la empresa señalaron que no pretenden echar culpas sobre nadie en particular, pero que ya trabajan en un plan de capacitación junto a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) para solucionar el problema, tanto actual como de cara al futuro. Es que a pesar de las dificultades en la cabeza de sus titulares ya se proyecta una nueva línea de pintura.
El trabajo conjunto con el gremio para suplir la falta de personal encuentra un antecedente en la misma provincia, en el sector frigorífico. Tal como lo reflejó este medio, el frigorífico Black Mamboo Enterprise de la pequeña localidad de Hughes inició en 2018 una escuela de oficios, que ya va por su sexta edición. Por esa "escuela" ya pasaron 150 personas, en su mayoría de la propia Hughes, pero también de otros pueblos de la zona, como Labordeboy y Wheelwright.
En el caso del frigorífico, la iniciativa se inició por la voluntad de la empresa, pero contó con el acompañamiento de los gobiernos locales, el Estado provincial (que pagó a los capacitadores) y el Sindicato de Trabajadores de la Carne. Tal vez valga la historia para replicar en otros puntos de la provincia.
En materia de negocios, al igual que la mayoría de las fabricantes de maquinaria, Richiger atraviesa un gran presente. Además de abastecer el robustecido mercado interno, viene sosteniendo una fuerte estrategia de apertura hacia el comercio internacional, con clientes en Estados Unidos, Europa Oriental, Rusia y Latinoamérica, entre otros destinos.
La apuesta por el mercado exterior le permitió surfear la ola en los años donde la demanda local se encontraba muy por debajo de los niveles actuales. Por ejemplo, en 2018, a raíz de la cosecha récord de maíz en Estados Unidos logró finalizar el año con un crecimiento del 40% en las ventas a esa plaza.
Agrofy News