Desarrollo Económico & Social / Economías Regionales

Una economía regional que necesita ser reconocida como tal

La cadena del maní es un caso de éxito en Argentina, pero requiere políticas que la ayuden a seguir potenciándose y a enfrentar una de las mayores amenazas: el crecimiento de Brasil

Una economía regional que necesita ser reconocida como tal
lunes 22 de febrero de 2021
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no de los datos sobresalientes que dejó 2020 para Córdoba es que su principal economía regional, la cadena del maní, batió todos los récords en materia de exportaciones: 840 mil toneladas que generaron un ingreso de 1.070 millones de dólares, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

El maní no sólo es un producto vegetal, sino que es considerado “saludable” a nivel global, por su alto contenido de proteína combinado con su bajo colesterol. Por esa razón, se dieron varios vientos de cola que empujaron su consumo: la pandemia que potenció la demanda de alimentos y, además, esta tendencia global a buscar opciones nutritivas vegetarianas o veganas, supuestamente más “sanas” que otras alternativas tradicionales, como las carnes rojas.

Con un fuerte trabajo de posicionamiento y por su excelente calidad, el maní cordobés se ubica desde hace años en el podio del comercio mundial. Y con la característica adicional de que somos el proveedor casi exclusivo de la Unión Europea, el mercado más exigente y, por ende, también el que mejor paga.Pero de a poco comienza a tallar un competidor que, por su dimensión, enciende luces amarillas en las industrias que tienen su epicentro en General Cabrera y General Deheza: se trata de Brasil.

Según la Cámara Setorial du Amendoim (así se dice maní en portugués), el país vecino también hizo récord de exportaciones en grano en 2020, con 264 mil toneladas. Son 100 mil más que en 2019 y confirman la escalada ascendente que viene mostrando allí este cultivo: hasta 2015, los envíos nunca habían superado las 100 mil toneladas. Esto representó para los maniseros brasileños una facturación de 328,8 millones de dólares, más del doble de lo que generaba la cadena hasta hace cinco años.

Por ahora, la amenaza es incipiente, ya que sólo 20 por ciento de ese volumen fue colocado en la Unión Europea. Pero no deja de un ser gigante que, si ajusta la calidad de los cultivos, puede conquistar mucho más mercado que el que hoy tiene. Además, por ejemplo, ya desplazó al maní argentino del mercado ruso.

En el congreso mundial de maní que organizó el año pasado la Cámara Argentina del sector, el gerente de comercio exterior de la cooperativa agroindustrial brasileña Coplana, Robson Fonseca, señaló que 15 por ciento de la superficie de caña de azúcar (seis millones de hectáreas) debe rotarse cada año, y que el maní es uno de los cultivos que integra las combinaciones agrícolas. Representa, a modo potencial, un millón de hectáreas, tres veces más que lo sembrado en los últimos años en Argentina.

La ventaja del maní local es que ofrece el producto libre de aflatoxinas, una micotoxina que es mala palabra en Europa. Pero si Brasil también logra desterrarla de su vocabulario productivo, puede transformarlo en un jugador de primer nivel en el mercado internacional.

 

Apoyo oficial

Un problema en este contexto es que la cadena local encuentra limitaciones para crecer, como otras, debido a las políticas nacionales.

Desde hace años, la industria manisera reclama ante el Gobierno nacional que el maní sea excluido de la ley 21.453, que establece las normas para el comercio exterior de productos agrícolas, y pasar a revistar formalmente dentro del grupo de las denominadas “economías regionales”.

En resumidas cuentas, el maní recibe hoy el mismo tratamiento que las commodities, cuando por sus características regionales y de una siembra extensiva pero no comparable con los granos tradicionales –se implantan entre 300 mil y 400 mil hectáreas por año, el dos por ciento del área sojera o el cinco por ciento de la maicera–, es un complejo más parecido al de otros cultivos zonales, como la caña de azúcar o el algodón.

El efecto negativo de esta situación normativa es que, por ejemplo, a fines del año pasado el Gobierno nacional eliminó las retenciones a la mayoría de los productos que exportan las economías regionales, pero el maní quedó fuera de ese beneficio.

Antes, y gracias a la intermediación de la Provincia, la cadena había logrado reducir los derechos de exportación del 12 por ciento al siete por ciento. Pero desde la cadena del sur cordobés afirman que no alcanza: si bien en los últimos años salieron a expandirse en zonas no tradicionales como el norte de Córdoba, Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán, necesitan un apoyo más firme para seguir conquistando tierras y poder enfrentar con más poder la amenaza brasileña.

 

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