Australia enfrenta las consecuencias directas del cambio climático. Mientras las autoridades gubernamentales estiman pérdidas millonarias en la producción agroalimentaria con la caída en la rentabilidad de la producción ganadera, las unidades productivas mixtas y los commodities, los expertos vaticinan la primera recesión en la economía australiana.
El país capitalista más exitoso de los últimos treinta años se enfrenta a uno de los mayores desafíos de su historia: el calentamiento global. Posicionado como uno de los países más importantes en la producción y exportación de agroalimentos a nivel mundial, Australia posee un PBI agrícola de U$S160 millones por año, ubicándose como uno de los grandes productores vitivinícolas a nivel global, con exportaciones anuales que rondan los 3.000 millones.
Según el último informe del Departamento de Agricultura de Camberra, el impacto del calentamiento atmosférico en el agro australiano es producto de un fenómeno que, durante veinte años, ha provocado la pérdida de más de U$S1.500 millones en el sector. Los datos relevados también arrojan una disminución del 22% en las ganancias agroalimentarias en importantes zonas agrícolas como Nueva Gales del Sur, Australia Oeste, Victoria y Australia Este, con recortes en sus ganancias anuales de hasta un 70%.
A esta investigación se le suma un estudio de la Oficina de Investigaciones del Departamento de Agricultura que alerta sobre la reducción de lluvias de un 40% en las principales zonas productivas del país, así como de un aumento de la temperatura promedio de más de un centígrado durante 2019 en el territorio australiano.
La industria ganadera australiana es una de las más afectadas. Se trata de un sector decisivo que lidera la exportación de carne vacuna a nivel mundial, ubicándose en segundo lugar después de Brasil. La reducción en la caída de agua pone en real peligro a esta actividad extensiva que se desarrolla en un área de más de 200 millones de hectáreas en todos los estados del país: “El riego es un componente vital del agro australiano pero sólo se realiza en menos del 1% de la superficie australiana”, indican los informes.
Con un territorio de 7.741.220 kilómetros cuadrados, y siendo el sexto país más extenso del mundo, Australia busca alternativas para preservar la rentabilidad en períodos de intensas sequía.