n un estudio llevado a cabo por el Instituto de Economía y Finanzas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba, se llegó a la conclusión de que gracias a la reducción de precios impuesta por el entorno internacional, se pueden desarrollar políticas internas que promuevan el agregado de valor de la soja.
Tras el cierre del mercado del biodiésel de los Estados Unidos y la sospecha de nuevas penalidades por parte de Europa, una reducción de las exportaciones podría llevar a reconsiderar la posibilidad de incrementar las ventas de aceite antes de agregar más valor. En base al mercado, se estima que el volumen de lo exportado disminuiría en 520 millones de litros con respecto al año pasado (1.350 contra 1.870 millones de litros).
Asimismo, si el Gobierno considerara bajar las retenciones e incrementar el cupo interno, habría un resto exportable de aceite crudo a un mejor precio y estimularía el agregado de valor. Por el contrario, si las exportaciones disminuyen y el Gobierno se rehúsa a aumentar el cupo interno, subirían las exportaciones de aceite, lo que provocaría un descenso del precio. De esta manera, si el precio interno para el cupo no es acompañado con costos mayores, se generarían dificultades para las empresas del sector.
Según el estudio, una caída en las exportaciones y un aumento del cupo interno en cinco puntos porcentuales afectaría menos a la industria, aunque incrementaría la capacidad ociosa. Además, el remanente de aceite no consumido se destinaría a exportarse sin valor agregado y a un corte interno elevado disminuirían las importaciones de gasoil.
En conclusión, se deberán encontrar nuevos mercados externos para los biocombustibles y subir el corte obligatorio al 27%, donde el etanol tiene una fuerte presencia. Por su parte, se deberían establecer precios internos para comercializar biodiesel cubriendo los costos de producción.