n estudio realizado por Great Place to Work reveló que el factor humano es fundamental para implementar procesos de innovación y diferenciarse de la competencia.
Es decir que la clave no está en las nuevas tecnologías. Tampoco en un sector específico de las empresas. Es el factor humano el que hace la diferencia con sus cualidades intangibles: creatividad, sensibilidad, imaginación, empatía y capacidad de proyectar.
Uno de los datos más significativos arrojados por la encuesta demuestra que las empresas que permiten que todos los colaboradores generen, propongan e implementen nuevas ideas son aquellas que están mejor preparadas para enfrentar los cambios.
A partir de los resultados de la encuesta se obtuvo una medida que permite determinar la capacidad de innovación de una organización en función de la cantidad de personas que pueden proponer ideas. Posee tres estados:
1- Aceleración: los colaboradores son capaces de adaptarse rápidamente a las disrupciones. Priorizan el beneficio grupal antes que el individual, están alineados al negocio y son positivos. Cada 13 personas deseosas de innovar, 2 no lo están. Los líderes cumplen un rol de guía, dan seguridad a los empleados para decidir y seleccionan las ideas que se van a aplicar.
2- Funcionalidad: los colaboradores producen buenas ideas pero algunas de ellas no se llevan a la práctica. Se trata de empresas en las que muchas veces las decisiones se toman por inercia. Si bien tienen mucho potencial por desarrollar, a los líderes les falta empoderar a sus equipos y darles herramientas para innovar. Cada 7 personas que se animan a proponer ideas, dos no lo hacen.
3- Fricción: son empresas en las que hay discusiones internas, sensación de injusticia y favoritismo. Entonces de cada dos empleados dispuestos a innovar, otros dos no lo están.
AFAMAC