a campaña de remolacha azucarera en Europa se encuentra prácticamente en su ecuador y actualmente existen serias dudas sobre el volumen de cosecha y la producción final de azúcar que se podría obtener para su comercialización en 2020/2021.
Según las previsiones de la Comisión Europea, la superficie de remolacha en la UE ha descendido un 2% respecto a 2019 hasta los 1,5 millones de hectáreas. La climatología al comienzo del ciclo no ha sido especialmente benévola y ha deparado escasas precipitaciones que habrían impedido una correcta y homogénea emergencia de las plantas.
Este hecho, no obstante, se vio compensado por las lluvias de final de primavera, lo que ha influido en que las previsiones en la UE hablen de un rendimiento medio de 73 t/ha en el conjunto de Europa, un 1% más que la campaña anterior y en línea con la media de los últimos años.
A tenor de estos datos, las fuentes oficiales esperan que la producción de remolacha se mantenga estable en torno a los 110 millones de toneladas, así como la producción de azúcar en el continente que alcanzaría los 16 millones de toneladas.
A esta previsión de cosecha más o menos estable, habría que añadir un factor que parece podría tener una importancia determinante sobre todo en la producción de remolacha en Francia. En este país, la superficie habría descendido por encima de la media y se calcula una reducción del 5% con respecto al año pasado. A este hecho se suma la aparición de problemas sanitarios en el cultivo relacionados con el virus amarillo que transmite el pulgón.
Fuentes de la Confédération Générale des planteurs de Betteraves (CGB) de Francia han constatado la presencia del virus en buena parte del país, cuyo impacto han valorado de forma preliminar en una merma sustancial de rendimientos. Esta caída de productividad se traduciría en pérdidas económicas de 100 millones de euros para los remolacheros en este país, incluso se ha estimado un déficit de 1.000 euros/ha en aquellas parcelas con un mayor daño en el cultivo.
Desde la CGB advierten de los peores rendimientos vistos en los últimos 15 años en algunas regiones productoras del país, y en general se espera una reducción del rendimiento medio nacional hasta caer por debajo de las 80 t/ha. En las zonas más afectadas por esta enfermedad, como son Centre-Val de Loire o Ile-de-France, la pérdida de cosecha puede alcanzar el 30%.
Dicha situación se traslada también a otros países del entorno como son Bélgica y Alemania.
Tal y como ha constatado Azucarera en su último informe elaborado por Álvaro Ballano, analista de mercados internacionales de esta empresa, "si nos atenemos a los porcentajes estimados de pérdidas de rendimiento por la CGB, en Francia y los países limítrofes, estaríamos hablando de una reducción de 2,7 millones de toneladas de azúcar en el balance Europeo. En este escenario, aun reduciendo el consumo humano, etanol y exportaciones a los niveles más bajos, sería necesario incrementar las importaciones notablemente para cubrir ese déficit".
Esta situación de mercado se espera que se traduzca en una menor disponibilidad de azúcar en el continente europeo, lo que podría contribuir a un repunte de los precios del azúcar en la UE. Tras el fuerte descenso en el precio observado al inicio de la pandemia, en el mes de marzo, la cotización de esta materia prima ha elevado su precio hasta los 379 €/t en abril.
Sin embargo este factor de escasez por la pérdida de cosecha en Francia y otros grandes países productores del denominado cinturón de la remolacha europeo, en principio alcista para el precio del azúcar, tendrá su contrapunto en la evolución del consumo a nivel mundial.
Según el informe de Azucarera, la crisis del coronavirus habría provocado un "ligero" descenso en el consumo de azúcar en la presente campaña 19/20. "Se han producido algunos cambios en los hábitos de consumo, así por ejemplo, decrece en algunas categorías como refrescos, mientras por el contrario observamos cómo crece en los hogares", señala Álvaro Ballano, quien añade en su informe que "esperamos que la senda del crecimiento en el consumo mundial de azúcar vuelva a recuperarse en la próxima campaña 20/21".
Otro de los efectos provocados por la crisis del COVID-19 ha sido el "desplome del precio del petróleo que ha arrastrado, a la baja, a buena parte de las materias primas y también el etanol, incrementando la producción de azúcar vs combustible en CS Brasil" advierte el experto de Azucarera.
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