sta producción se liga tradicionalmente a la Patagonia argentina. Se trata de frutos que antes no se cultivaban, sino que crecían en arbustos silvestres, y desde hace un tiempo empezaron a ser cultivados y muy buscados para el consumo en fresco y la elaboración de mermeladas, conservas, pasteles o tartas.
Al ganar en popularidad, se han extendido las fronteras productivas y otras zonas están empezando a trabajar con estos productos.
En Mendoza la actividad se centra en la zona Sur y el Valle de Uco. En San Rafael, Malargüe, San Carlos y Tunuyán hay propuestas de este tipo, aunque con pocas hectáreas, mientras que otros están empezando a realizar pruebas con este tipo de productos.
El de mayor producción en Mendoza es la frutilla. Según los datos del RUT, hay 25 hectáreas que se dividen así: 10 en San Carlos, 7 en Tunuyán y 4,2 en San Rafael, como las principales zonas productoras.
Al hablar de las denominadas «berries» (grupo de bayas que incluyen arándanos, frambuesas, zarzamoras y grosellas), se destaca que hay 5 hectáreas en producción en la provincia que se dividen entre Tunuyán, San Rafael y Malargüe.
En las experiencias sureñas se encuentra en Malargüe la denominada «Finca La Anita», que ofrece frambuesas, arándanos y zarzamoras.
Ante la creciente demanda del sector, la producción de los denominados “frutos del bosque” aparece como una alternativa interesante para pensar en el desarrollo del sector.
Diario San Rafael