orresponde a la primera industria frutícola de que se tenga registro, lo que se atribuye a la rusticidad del árbol, la vida útil y aporte energético de los frutos deshidratados.
Para alcanzar buenos rendimientos y calidad del fruto, el riego debe satisfacer sus requerimientos mínimos ya que el estrés hídrico reduce el crecimiento de los frutos y puede, incluso, provocar la caída prematura de ellos. Sin embargo, la higuera como planta es muy tolerante a la falta de agua y, dependiendo de las condiciones climáticas del lugar en que se encuentre, puede sobrevivir por años sin riego (sin producir fruta).
La higuera tiene la capacidad de generar, en cada nudo o metámero de sus brotes: una hoja, una yema vegetativa y un fruto. En la medida que las condiciones climáticas permitan que el brote crezca, habrá nuevos nudos y, por ende, nuevos frutos. Los frutos que van madurando mientras el brote va creciendo son los higos. Al acercarse el invierno hay pequeños frutos formándose en los ápices de los brotes que no alcanzan a madurar por falta de temperatura y el brote entra en receso. En la primavera siguiente, cuando las temperaturas empiezan a subir, comienza la brotación y dichos frutos, retoman su crecimiento dando origen a las brevas.
De esta forma, los "higos" son los frutos producidos en el brote de la temporada durante fines de verano y otoño; mientras que las "brevas" son los frutos producidos en el brote de la temporada anterior o madera de un año durante la primavera.
Los marcos tradicionales son muy amplios (6x5 m) con árboles muy grandes que, fácilmente, superan los 4 m de altura, lo que complica la cosecha. Los huertos modernos utilizan marcos de plantación más densos (5x3 m hasta 4x1 m) con plantas más pequeñas que facilitan los manejos agronómicos (en especial la cosecha), lo que además le otorga una mayor precocidad al huerto.
La higuera se propaga fácilmente por estaca y la plantación se realiza con plantas en bolsa o a raíz desnuda (estas últimas deben plantarse durante el invierno). Se recomienda utilizar plantas pequeñas (20-30 cm de altura), de un año de edad, ya que son más vigorosas y fáciles de formar. Para las plantas en bolsas se recomienda plantar en primavera, pasado el peligro de heladas, ya que los brotes nuevos son muy sensibles a las bajas temperaturas. También es aconsejable tomar precauciones contra liebres y conejos.
Este manejo es fundamental para la producción de higos, ya que incide significativamente en la eficiencia de otras labores (poda de producción y cosecha). Si bien los agricultores están
familiarizados con la higuera, desconocen manejos agronómicos clave, siendo la poda de formación uno de los principales. Usualmente la imagen de una planta de higuera es la de un árbol enorme y difícil de cosechar, ya que la fruta se ubica en la periferia.
La poda de formación tiene el objetivo de generar la estructura en que se ubicarán los brotes productivos, de manera que la cosecha pueda hacerse sin usar escaleras.
El primer año las plantas se deben despuntar a 40 cm de altura, lo que romperá la dominancia apical y estimulará la producción de brotes laterales bajos. Se deben escoger 4-5 de estos brotes bien distribuidos y eliminar el resto, incluyendo eventuales sierpes. Los brotes seleccionados serán las ramas madres primarias (1°) y, ya que los higos se ubican en el crecimiento del año, podrían producir fruta en su primer año.
Al siguiente invierno, se deben rebajar las ramas madre 1° a 4-5 nudos y, en la siguiente primavera, se deben elegir 2-3 brotes de cada rama madre (eliminar el resto), los que producirán fruta y serán las ramas madres 2° a partir del próximo invierno. Esta regla se seguirá hasta el 4° ó 5° año, o hasta que el huerto alcance la cantidad de brotes productivos que asegure lograr el rendimiento esperado.
Los brotes productivos deben ubicarse a una altura que facilite la cosecha.
Por otro lado, los brotes productivos de plantas podadas son más largos y tienen más fruta (hasta 20 metámeros y 2,5 metros de largo que los de higueras sin poda, dependiendo del riego alcanzará entre 10 y 40 cm, no más de 10 metámeros y pocos frutos llegarán a madurez.
Este manejo tiene como objetivo renovar la madera productiva y facilitar la cosecha. Se realiza en invierno e implica rebajar los brotes de la temporada anterior a 3-4 yemas. Cada brote productivo puede producir entre 8 y 15 higos (depende de la variedad y el clima) y los pesos de los frutos fluctúan entre 10 y 50 g.
Dicho peso depende de la variedad y la época del año: los primeros higos que se cosechan a fines de verano son más grandes que aquellos que se cosechan en otoño. Se debe conocer el peso de los frutos, la cantidad de frutos por brote y el número de plantas por hectárea para determinar la cantidad de brotes por planta que permitan alcanzar el rendimiento esperado.
Por ejemplo, si queremos producir 18 t de higos en un huerto con plantas a 4x2 metros, y la variedad cultivada produce 10 higos por brote productivo que pesan 30 g en promedio, debemos hacer el siguiente cálculo:
Rendimiento esperado (t/ha) = N° Plantas/ha * N° brotes/planta * N° frutos/brote * Peso del fruto (g)
4 18 t/ha * 1.000.000 g/t = 1.250 plantas/ha * N° brotes/planta * 10 frutos/brote * 30 g/fruto
4 N° brotes/planta = (18 x 1.000.000) / (1.250 * 10 * 30) = 48 brotes/planta
Así, si se esperan higos de un peso promedio de 30 g y cada brote produce 10 frutos, cada planta de higuera deberá tener 48 brotes para que el huerto produzca 18 t/ha. Por otra parte, si al primer año de formación las plantas quedan con 4 ramas madre 1° y, en los años siguientes, estas se van multiplicando por 2, al 4° año las plantas alcanzarán los 32 brotes productivos y, por ende, 32 ramas madres 4°. Si el rendimiento potencial es 18 t/ha, a partir del 5° año habría que ajustar la cantidad de brotes productivos a 48, y rebajar las ramas restantes de modo de renovar los pitones. Cabe señalar que la poda descripta elimina la producción de brevas al eliminar todos los ápices (donde se encuentran los frutos en estado de latencia que dan origen a las brevas). Para producir brevas se deben dejar algunos brotes sin podar en invierno.
La higuera presenta requerimientos de agua más bajos que los frutales tradicionales (80% respecto a uva de mesa). Dependiendo de la zona, un huerto adulto necesitará entre 4.500 a 7.000 m3/ha. Cabe recalcar que, a pesar de no tener requerimientos tan altos, para un buen desarrollo de los frutos, las plantas deben estar bien regadas. Por otro lado, la higuera es muy tolerante al déficit hídrico, pudiendo sobrevivir sin riego en ausencia de lluvias en verano y con precipitaciones de 80 mm en invierno, aunque sin producir higos (sólo maduran algunas brevas). Un signo evidente de que una higuera está bajo estrés hídrico es que comienza a botar sus hojas.
La producción puede comenzar al primer año, aunque, generalmente, se espera hasta el 2° o 3° año para comenzar a producir. La plena producción se alcanza entre los 5 y los 8 años, dependiendo del marco de plantación. La maduración de los frutos es prolongada y se puede extender por 2 meses o más, dependiendo de las condiciones climáticas, por lo que es necesario cosechar en varias etapas.
La cosecha de brevas se realiza en diciembre, mientras que la cosecha de higos se extiende desde fines de enero a inicios de mayo. Los rendimientos que se pueden alcanzar son de 5-20 t/ha de brevas y 12-30 t/ha de higos.
La cosecha es manual y debe ser muy cuidadosa ya que los frutos son blandos y delicados. Además, la higuera desprende látex cuando las hojas, frutos o ramas presentan cortes, el cual puede causar fuertes irritaciones en la piel, por lo que se recomienda el uso de guantes. El látex también puede dañar a los frutos, por lo que luego de cosecharlos se deben sacudir suavemente. La piel del fruto es muy delicada, con pruina, pero sin ceras protectoras, por lo cual se debe manipular cuidadosamente y depositar los frutos cosechados en canastos o bandejas acolchadas, en una sola capa, ya que los daños mecánicos rápidamente provocan pardeamiento, sobre todo en variedades de piel verde.
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