n Jesús María, provincia de Córdoba, una granja porcina genera biogás para auto abastecimiento de energía. El Cebil invierte $5,8 millones de pesos, cuenta con un frigorífico propio y con una solución sustentable para el tratamiento de los efluentes.
La empresa es comandada por Luis Picat, cuenta con 1.000 hectáreas (850 de uso agrícola, con una rotación de 50% para soja y 50% para maíz). La granja tiene una producción de 3,1 millones de kilogramos al año, cuenta con 1.000 madres con un índice de parición de 90% y 28 destetes.
En el frigorífico Qualitá se faenan anualmente 3,1 millones de kilogramos al año destinados a abastecer el mercado interno. Respecto al mercado externo, las primeras exportaciones llegaron a Hong Kong. “Estamos permanentemente tratando de abrir nuevos mercados; pedimos que se aceleren las negociaciones con Singapur, Tailandia y Vietnam, que presentan una gran oportunidad”, explicó Picat. De acuerdo a las estimaciones de su dueño, con el ahorro logrado, el recupero de la inversión de la granja podrá verse en unos cinco años aproximadamente.
El Cebil genera un 70% de ahorro entre gas y electricidad. La granja cuenta, además, con una solución sustentable para el tratamiento de los efluentes: un biodigestor que recibe alrededor de 90.000 litros de efluentes diarios, provenientes de las 1.000 madres y de las 12.000 cabezas que hay en el lugar. Este sistema posee una capacidad de acumulación de veinte días, período en el que produce el gas y lo acumula en una campana.
La energía se aprovecha para calefaccionar la sala de recría, calentar el biodigestor –que requiere de una temperatura 40 grados centígrados para un buen proceso bacteorológico– y producir energía para autoconsumo. “Logramos, además de mejorar el tratamiento de efluentes, fertilizar las hectáreas de uso agrícola. Cerramos un círculo virtuoso de maíz, carne, energía y mejores suelos”, expresó el empresario.
La experiencia es destacable, ya que también se logra una mejora en el bienestar animal, ya que los galpones son más limpios y hay un incremento en la calidad del aire. “La idea es desarrollar un modelo que se pueda replicar en otras granjas”, destacó Picat.
Un estudio de una consultora española respecto a la huella de carbono en la granja demostró que por cada kilogramo de cerdo producido se generaban entre 2,2 y 3,7 kilogramos de dióxido de carbono. Según los técnicos de la granja, con la implementación del biodigestor ese impacto se redujo un 18%.