u inclusión apunta a obtener otros beneficios como el aporte de materia orgánica, la fijación y ciclado de nitrógeno, el consumo de agua y regulación de la profundidad de la napa, la mejora en las propiedades físicas de los suelos, y cada vez con mayor importancia, la mejora en el control de malezas.
En el sudeste de Córdoba una de las opciones que más se utiliza es el centeno, cultivo invernal que normalmente se lo ubica detrás de un maíz y antes de la siembra de soja de primera. Los objetivos buscados con su inclusión consisten en: realizar un consumo de agua que se encuentra en exceso en el perfil de suelo, lograr una competencia con malezas invernales y disminuir la germinación de malezas difíciles en primavera, mejorar la porosidad superficial del suelo, y aportar cobertura y materia orgánica. En zonas bajas, donde podrían ocurrir encharcamientos, su implantación permite consumir el agua en exceso y principalmente evita la evaporación directa del agua con la posterior salinización de la superficie del suelo.
De todos esos beneficios, el centeno es utilizado cada vez más para manejar las malezas difíciles, siendo una opción complementaria al uso de herbicidas. Específicamente, la presencia temprana de centeno en otoño permite competir eficientemente con malezas típicas del período de barbecho, entre la que se destaca rama negra. La gran competencia dada por el rápido crecimiento del centeno dificulta la proliferación de la rama negra, y disminuye la necesidad del uso de herbicidas.
Por otro lado, la cobertura lograda produce un gran sombreo del suelo desestimulando la temprana emergencia de malezas primaverales, principalmente yuyo colorado. Esta última maleza es un grave problema en el sudeste de Córdoba por su doble resistencia al glifosato y a los herbicidas del grupo de las ALS. En consecuencia, cuanto más temprano se pueda implantar el centeno, mayores serán los beneficios. De ahí que la siembra aérea de centeno sobre lotes de maíz o soja en precosecha es una herramienta de gran difusión.
La modalidad de siembra aérea permite ganar entre 15 y 30 días respecto a una siembra tradicional que se realizaría luego de la cosecha del cultivo estival. Normalmente, se siembra sobre los maíces luego de la madurez fisiológica, entre 50 y 70 kg/ha de centeno, dependiendo del peso de mil semillas.
Uno de los aspectos a manejar es el momento de corte del crecimiento del CS, lo cual impactará en la probabilidad de reponer el agua consumida por el centeno previo a la siembra del cultivo estival, normalmente soja de primera.
Al adelantarse el ciclo fenológico del CS por la siembra aérea brinda la ventaja adicional de otorgar mayor flexibilidad a la hora de definir el momento de secado del mismo. En el sudeste de Córdoba, los centenos se secan desde fines de agosto a fines de setiembre.
Dentro de esa ventana habrá que evaluar las probabilidades de lluvias en primavera de manera de asegurar una buena reposición de milímetros en el perfil. En un «año Neutro» se opta por secar los centenos los primeros días de setiembre de manera de tener cerca de 60 días para la recarga del perfil. Igualmente, la siembra de la soja se realizará una vez ocurridas lluvias primaverales de importancia (50 mm o más).
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