Cómo plantar habas

a haba, de nombre científico Vicia faba, es una planta leguminosa que resulta especialmente útil como cultivo de otoño o invierno debido a su capacidad de enriquecer el suelo fijando el nitrógeno atmosférico. Gracias a esto, sembrar habas en nuestro huerto durante los meses fríos, en que en muchos casos no se aprovecha tanto la tierra, es un gran método para devolverle al suelo nutrientes de forma totalmente natural.

Cuándo plantar habas

Lo más habitual es plantar las habas en otoño, entre los meses de abril y mayo. Como la haba tiene la capacidad de renovar el nitrógeno en el suelo, resulta una muy buena opción para aprovechar así los meses fríos y dar a la tierra un descanso de especies más voraces.

Sin embargo, en las zonas con inviernos muy fríos también es común plantar las habas más tarde, entrando ya en primavera, para protegerlas de las temperaturas excesivamente bajas.

Cómo plantar habas paso a paso

Toma nota de estos consejos y pasos para plantar habas en casa:

1. Prepara la tierra:como no es una planta exigente en cuanto a nutrientes, lo único que será necesario aportar a la tierra es algo de materia orgánica en forma de estiércol, compost o humus de lombriz. Realmente el haba no necesita un gran aporte de ella, pero ya que es común utilizar este cultivo para renovar la tierra, no está de más dejarla enriquecida para el siguiente cultivo.
2. Remoja las habas:una vez tengas la tierra enriquecida y aireada, deja las habas a remojo en un bol o tarro durante toda la noche para ayudarlas a estimular su proceso de germinación.
3. Planta las habas:a la hora de plantarlas, respeta aproximadamente unos 20 cm de distancia entre agujeros y unos 30 cm de distancia entre distintas hileras, si es que pones varias. Es muy recomendable poner dos semillas por agujero, para asegurarnos así de que al menos una de ellas germina. Si resulta que germinan las dos, más adelante será necesario practicar un aclareo, dejando solo la planta más fuerte.
4. Riega las habas recién plantadas:como siempre, justo tras plantarlas es necesario regarlas abundantemente y mantener la tierra húmeda hasta que las plantas hayan germinado, lo que tiende a tardar alrededor de 10 días. Dependiendo de la especie, en un tiempo entre 60 y 120 días nuestras habas deberían estar listas para la cosecha.

También es posible plantar las habas en macetas para tenerlas en terrazas o balcones. En estos casos, será necesario un recipiente de al menos 5 litros y seguir los pasos antes citados en la preparación de la tierra.
Sí será importante darle a la maceta algo de apoyo si hay vientos fuertes en la zona, ya que la planta podría llegar a tumbarse.

Cuidados básicos

Estos son los principales factores que debes tener en cuenta sobre los cuidados básicos de la plantas de las habas:

• Luz

Este es uno de los puntos más importantes cuando se cultivan habas, puede que sea el que más importancia tiene. Estas plantas requieren de una gran cantidad de luz solar para crecer, por lo que no son un cultivo adecuado para condiciones de interior ni de semisombra. Ubica las plantas de las habas en el punto más luminoso de tu huerto o terraza.

• Temperatura

Es una planta poco exigente con la temperatura, aunque se desarrollan mejor en climas templados y sin grandes variaciones térmicas. Aún así, mientras las temperaturas no sean extremas tus habas se desarrollarán adecuadamente, y es que pueden tolerar hasta heladas de unos pocos grados bajo cero. Sin embargo, con temperaturas por encima de los 20 ºC, especialmente en el momento de plantación, las semillas no germinarán adecuadamente.

• Suelo

Como ya hemos mencionado, el haba enriquece el suelo más que agotarlo, así que con un pequeño aporte de materia orgánica que le aporte algo de fósforo y potasio será suficiente. Eso sí, en lo que respecta al drenaje, necesita de uno bueno. El pH ideal es de entre 7.3 y 8.2.

• Riego

El haba necesita de una humedad bastante constante, ya que las pequeñas sequías o faltas de agua les pueden hacer bastante daño. Sin embargo, como en la mayoría de casos, esto no significa que puedan tolerar los encharcamientos, que pueden provocar la aparición de hongos o la pudrición de sus raíces. Lo más adecuado, por tanto, es recurrir al riego por goteo o, en su lugar, a riegos frecuentes de poco volumen, que no lleguen a encharcar.

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