a pandemia de coronavirus que atraviesa el mundo puso en evidencia los profundos cambios que necesitamos para preservar la salud de las personas y del planeta. En este sentido, pocos ejercicios creativos dieron frutos tan interesantes como Xiongan, una “urbanización ideal” diseñada por el arquitecto valenciano Vicente Guallart.
El reconocido arquitecto ideó un conjunto de viviendas autosuficientes para 3.000 personas en Xiongan, una nueva ciudad que se edifica a cien kilómetros de Pekín.
Guallart, reconocido por sus obras visionarias, partió de la certeza de que nos tocará atravesar nuevas pestes en el futuro, pero que podremos sortearlas con calidad de vida. “Está pensado para las nuevas crisis que nos esperan. Hemos trabajado con el concepto del metabolismo interno de los edificios y de la ciudad de los quince minutos, donde todo lo que puedes necesitar se encuentra a esa distancia como máximo”, explica el arquitecto.
Luego de competir con otros 300 estudios de arquitectura de todo el mundo, el proyecto acaba de ganar un concurso promovido por el gobierno chino e impulsado por el presidente Xi Jinping, que planea financiarlo en su totalidad.
Con ambientes multifuncionales y ventilados, Xiongan es una ciudad segura, capaz de responder a cualquier catástrofe sanitaria, energética o alimentaria. Formada por cuatro manzanas de viviendas construidas íntegramente con maderas de forestación sostenible, cuenta con cubiertas inclinadas para aprovechar la energía.
El conjunto urbanístico tiene la última tecnología para que sus habitantes puedan trabajar de manera remota, recrearse, descansar y generar sus propios recursos alimentarios en huertas e invernaderos en las terrazas. Además, cada vivienda está equipada para fabricar objetos de uso diario a partir de máquinas 3D.
La disposición de edificios es propicia, respetando una distancia social moderada, capaz de aislar e integrar al mismo tiempo. “Las casas, que combinan elementos de inspiración oriental y occidental, proporcionan diversos grados de privacidad por si es necesario un confinamiento. Para hacer la clausura más llevadera, todas tienen una amplia terraza orientada al sur, que actúa también como regulador térmico”, destaca Guallart.
La mini metrópolis contempla las necesidades de jóvenes y adultos mayores mediante espacios públicos adecuados como guarderías infantiles, mercados, tiendas, oficinas, piletas públicas, un centro administrativo y hasta un cuartel de bomberos.
Guallart sostiene que el modelo es simple y funciona en cualquier geografía. “Desarrollamos este proyecto durante el confinamiento, cuando el equipo trabajaba desde sus casas, y decidimos incluir todos aquellos aspectos que podrían hacer nuestra vida mejor, de forma que se pudiera definir un nuevo estándar a aplicar en China, España o cualquier país del mundo”, concluye.