o es solo producto del coronavirus, pero la complicada situación de la industria de las curtiembres se agudizó durante estos últimos meses llevando a cientos de trabajadores al seguro de paro parcial, a pesar de que el costo de la materia prima se encuentra en mínimos históricos.
Tanto Paycueros como Bader, las dos principales curtiembres vacunas que hay en el país, tienen a la mayoría de sus trabajadores en la actualidad en el subsidio como consecuencia de una fuerte baja de ventas de cuero hacia el exterior y a los altos costos de producción en Uruguay.
En febrero de este año, la curtiembre París comunicó el despido de 118 trabajadores y esta semana Paycueros resolvió enviar a casi la totalidad de su plantilla a seguro de paro parcial, lo que implicó tras un acuerdo logrado entre empresa y sindicato, que unos 630 empleados se sumaran a otros 186 que habían ido en mayo al seguro total por desempleo. El arreglo significó que los trabajadores en su totalidad ahora trabajen de forma rotativa. Antes de que el coronavirus afectara al país, otra curtiembre importante como Zenda despidió a 340 trabajadores y cerró dos de sus plantas.
De todas formas, desde Paycueros y Bader aclararon que siguen produciendo y lo que se está haciendo es atenerse al recurso del seguro de paro parcial durante algunos días de la semana. En total la industria del cuero vacuno emplea entre 1.800 y 2.000 trabajadores, de los cuales si se considera el subsidio parcial, hay entre un 70% y 80% que no están trabajando a plenitud. Solo en Montevideo, detallaron desde la Unión de Obreros Curtidores (UOC), de 1.200 obreros solo 50 están en la actualidad trabajando.
Esto se debe a que las empresas solo están salando cueros para conservarlos, cumpliendo con apenas el primer proceso de industrialización en el rubro.
Según un informe realizado por Radio Uruguay, el sector pasó de una facturación de US$ 223 millones en 2018 a US$ 155 millones en 2019, después de haber tenido una importante demanda entre los años 2011 y 2014, particularmente por asientos precortados.
El presidente de la Cámara de la Industria Curtidora Uruguaya, Álvaro Silberstein, manifestó que lo que desde hace cinco años hay una fuerte retracción de la demanda de cuero en el mundo. En este contexto, hubo una pronunciada caída de los precios internacionales que llevó a que en el presente el precio del kilo de cuero se ubique en torno al US$ 0,10, cuando entre 2011 y 2014 llegó a un valor de US$ 1,8 y hasta los US$ 2.
Aproximadamente, el 50% de la demanda global por cueros es destinada a producción de calzado, cerca del 20% a la industria automotriz, un 15% para muebles en general y el resto a marroquinería (carteras, bolsos, entre otros).
Uruguay produce fundamentalmente para calzado –particularmente Paycueros- y el mercado automotriz. Los principales mercados de cuero para los calzado son los países asiáticos, mientras que para los automotores se distribuye entre Asia, Europa, Argentina y también Estados Unidos.
Silberstein dijo que si bien desde 2014 la demanda para los cueros cayó en líneas generales, fue a partir del año 2018 que hubo un descenso pronunciado en el interés por parte de la industria automotriz.
“Hay que considerar que la producción de cueros en el mundo está directamente relacionada a la de la carne. La materia prima viene directamente de las vacas, por lo que no importa si hay demanda o no, los cueros están igual. Eso ha provocado que la oferta se mantenga constante frente a una menor demanda”, indicó el ejecutivo en referencia a la baja importante en los precios.
Varios años acumulados Por su parte, el gerente general de Bader y también directivo de la Cámara de Industrias Curtidores, Willie Tucci, dijo que el del presente "es uno de los peores momentos que ha atravesado el sector". “No es solo la pandemia, es un acumulado de todo lo que venía de antes. Hay un mercado muy complicado con una demanda muy baja. Y ante una baja demanda, nosotros tenemos altos costos. A pesar de que la materia prima está muy baja, que a priori parecería algo bueno, lo que hace es desnudar nuestras carencias en relación al costo de manufactura. En el paquete industrial de los procesos estamos mucho más caros que los competidores”, señaló el ejecutivo.
En este sentido, aunque históricamente el peso de la materia prima en la estructura de costos industriales representaba el 50%, hoy se sitúa en un 10%. Para Tucci, sin embargo, el problema más importante para la industria de las curtiembres es que “hay un problema estructural de mercado en el mundo”, dado que el cuero es cada vez menos demandado y eso empuja los precios a la baja. “Al bajar el consumo caen los precios también y eso lleva a que el más competitivo venda y el que no lo es no pueda hacerlo”, resumió.
En la misma línea, Silberman sostuvo que los agravantes en Uruguay son los costos relativamente altos de “la industria nacional con respecto a competidores naturales”.
Explicó que el cuero uruguayo que es de mejor calidad que el de Brasil por el clima y las razas del ganado (aunque similar al de Argentina y de menor calidad que el europeo y estadounidense), es exportado casi sin ningún proceso de valor agregado – apenas de salado- hacia otros destinos para ser industrializado en esos países. “La actividad se ha primarizado, con cada vez más ventas hacia el exterior con cueros sin procesar o con muy pocos procesos, mientras cada vez es menos lo que se exporta con una industrialización y proceso terminado. Ese valor obviamente se lo están agregando industrias de otros países que son más competitivas que la nuestra como la Argentina, la brasileña o la asiática”, mencionó Silberman.
El Observador