a industria del biodiésel atraviesa una profunda crisis. El sector nacional del biocombustible enfrenta una capacidad ociosa del 60%, junto a la producción más baja en los últimos diez años. La opinión de los expertos y el reclamo de políticas de Estado orientadas hacia una matriz energética diversificada.
“El panorama es complejo”, advirtió Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH). Esta situación se da a meses del vencimiento de la ley –vence en mayo de 2021– que establece la obligatoriedad del corte de los combustibles fósiles con biocombustibles. “El debate de cara a ese plazo se da en un contexto de fuerte puja de intereses; hace nueve meses que la Secretaría de Energía no publica precios vinculantes, lo que implica un congelamiento”, expresó Molina.
Bajo estas circunstancias, la Liga de Provincias Productoras de Biocombustibles impulsa un anteproyecto para una nueva ley que cambie el paradigma del sector. La iniciativa reglamentarista intenta darle estabilidad al sector y evitar la extensión de la vigencia de la actual ley, el peor escenario posible, según los especialistas.
Entre biodiésel y bioetanol, la Argentina tiene una capacidad equivalente a un tercio del total de refinerías para naftas y gasoil. “Se necesita una nueva legislación que genere reglas de juego muy claras, que evite que la autoridad de aplicación cambie los criterios como ha sucedido. Hay que encontrar un camino más estable”, subrayó.
El futuro de los biocombustibles se discutió en un conversatorio organizado por la Confederación de Expendedores de Hidrocarburos (Cecha) y la Federación de Expendedores de Combustibles. Durante el encuentro, el presidente de la entidad, Gabriel Bornoni, destacó el apoyo de las estaciones de servicio a los biocombustibles en el marco de la revolución verde que se vive en el mundo, a la vez que avaló la posibilidad de aumentar el actual corte del 12% al 15% para “aumentar la producción y apuntalar el desarrollo”.
Bornoni también resaltó la necesidad de empezar a trabajar en un nuevo marco legal para el sector. “Es posible cambiar la matriz energética, no reemplazando los combustibles fósiles, sino aumentando el corte como hizo Brasil, que está en el 27,5%. Tenemos toda la tecnología para avanzar”, indicó.
El conversatorio también contó con la participación de Carlos Catalini, director del Centro de la Región Semiárida INA-CIRSA en el Instituto Nacional del Agua y experto en energías alternativas, quien advirtió que debe haber una política de Estado orientada hacia una matriz energética diversificada. “Los biocombustibles son una opción inteligente para ese objetivo”, concluyó.