e trata del pulgón del eucalipto, una plaga originaria de Australia que ataca a las hojas de esta planta. Los primeros casos se evidenciaron en Concordia, provincia de Entre Ríos, provocando millonarias pérdidas. Los especialistas aconsejan métodos de contraataque y alertas para prevenir la enfermedad y frenar el avance de plagas.
Científicamente se la conoce como Glycaspis Brimblecombei, un psílido que ataca a las especies más populares de los eucaliptos, como viminalis, camaldulensis y glóbulus, entre otros. Originaria de Australia, los especialistas aseguran que pudo haber ingresado al país a través de de Brasil y Uruguay.
Según los expertos, este pulgón se posa y reproduce en los árboles, succionando la savia de las hojas. En un año pueden llegar a tener entre tres y cuatro generaciones, cubriendo un gran porcentaje de hojas y debilitando las plantas.
El eucalipto pierde vitalidad y las hojas que van siendo afectadas por el pulgón toman un color amarillento, presentando una especie de cáscara blanca; después se secan, para finalmente caer al suelo, inclusive en épocas de buena humedad. Se sugiere estar más alertas durante el fin del invierno, en verano y al ingresar al otoño, épocas en las cuales se observa la mayor actividad de estos insectos.
El pulgón es de color marrón claro y tiene un tamaño de apenas dos milímetros. En este sentido, su pequeñez y altura imposibilita eliminarlos a través de la pulverización. Por ese motivo, los especialistas recomiendan incorporar un insecticida de manera sistemática, provocando que llegue a las raíces y posteriormente a las hojas, que es el lugar de reposo de los pulgones.
Además, se aconseja realizar de cuatro a cinco perforaciones con un barreno o una perforadora mecánica. Los hoyos deben poseer un diámetro de diez centímetros y una profundidad de 20 a 25 centímetros, y realizarse lejos del tronco principal del árbol.
Incorporar en los hoyos de dos a tres litros de una mezcla compuesta por: agua, Imidacloprid, fertilizante líquido y funguicida Tebuconazole. Luego, se debe cubrir con tierra las perforaciones y repetir el procedimiento unas tres a cuatro veces al año para obtener mejores resultados.