or esta razón, la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial efectúa una campaña para dar a conocer las características de esta especie que en Mendoza está protegida y se enseña cómo reaccionar ante su presencia.
Hace unas semanas sucedió un lamentable incidente en Chacras de Coria de un ejemplar de comadreja overa (Didelphis albiventris) macho o zarigüeya –conocido como Romeo– que recibió un fuerte golpe y quedó muy herido. Actualmente está en proceso de recuperación para poder reintegrarse a su hábitat, gracias a la acción de vecinos y veterinarios del lugar, la fundación Cullunche, la Policía Rural y personal de Fauna de la Dirección de Recursos Naturales.
Este caso que cobró difusión en medios locales sirvió para visibilizar una situación que se ha repetido en varias zonas de interface urbano-rural en las que posiblemente hacen apariciones ejemplares de esta especie conocida vulgarmente como “comadreja”. Por esta razón, desde el área de Fauna –perteneciente a la Dirección de Recursos Naturales Renovables–, con la contribución técnica de otros organismos académicos como la UNCuyo y el CCT-Mendoza del Conicet, se efectuará una campaña de difusión para dar a conocer las características de este animal autóctono, su importancia para el ecosistema y consejos esenciales para saber cómo actuar ante posibles apariciones.
El objetivo es generar conciencia sobre el cuidado de estos animales, comprendiendo las reacciones naturales ante ejemplares poco conocidos por la población urbana.
“Esta especie es propia de América del Sur y se vio favorecida por la actividad agrícola de nuestros oasis productivos. Los primeros trabajos científicos sobre estas comadrejas son de 1971 pero desde entonces no hubo muchas investigaciones sobre este ejemplar en particular. Por eso actualmente estamos estudiándolo. Es un marsupial que está presente en todos los oasis productivos de la provincia. Hay poblaciones en el oasis Norte pero también en Valle de Uco y San Rafael”, explicó la veterinaria Melisa Morales, del Laboratorio de Medicina y Endocrinología de la Fauna Silvestre (Imbecu), UNCuyo, CCT-Mendoza.
Este animal, que se conoce popularmente como “comadreja”, se adapta a muchas condiciones, tolera todos los ambientes que han sufrido cambios por las poblaciones humanas y puede vivir en pastizales o lugares más áridos. Generalmente se la asocia a lugares donde se produce avance urbano y aún quedan poblaciones animales dispersas, como por ejemplo en Chacras de Coria. Generalmente se refugian en árboles o cañaverales, cerca de fuentes de agua. Últimamente se reportaron varios avistajes de comadreja cerca de fincas y arbolado.
El dato quizá más curioso para el común de las personas es que este animal es un marsupial, dado que en su abdomen –como los canguros– las hembras tienen un pliegue de piel, el “marsupio”, donde se alberga toda la camada. Durante un período muy breve, los embriones se gestan en el útero de la madre pero luego ascienden al marsupio, donde terminan de completar su desarrollo. Es muy frecuente ver hembras con crías en su abdomen y luego de algunos meses se pueden ver afuera, en el lomo de la madre.
La comadreja no tiene refugios permanentes, no hace nidos. Esto es importante, porque también algunas personas para evitar que se instale cerca, queman árboles innecesariamente, ocasionando daños ambientales. Las comadrejas viven en constante desplazamiento, no es necesario eliminar posibles refugios naturales.
Posee hábitos nocturnos, por lo que no es tan sencillo avistarla, aunque sí son frecuentes en las noches los atropellos en rutas, porque es de desplazamiento lento. No se puede ver durante todo el año sino principalmente en primavera, cuando sale a buscar pareja porque es su temporada reproductiva. En verano y en otoño es muy difícil encontrarla.
Al conocer esta especie e identificar sus características físicas se puede comprobar que es muy distinta a roedores como el pericote, si bien de lejos pueden confundirse por su tamaño o desplazamiento a veces similar.
Es un animal omnívoro que consume residuos o frutales hogareños como ciruelas, manzanas, duraznos, uvas o aceitunas. Por eso se acercan a las fincas. Es muy importante saber que también consumen insectos y roedores y por eso son considerados aliados para control de plagas. “En otros países muchas personas las valoran porque consumen garrapatas, que son transmisoras de enfermedades, lo cual disminuye la carga de parásitos en el ambiente. Son animales “aliados” y bastante silenciosos que no ocasionan problemas ni representan riesgo de agresión o enfermedad al ser humano, si no se los toca”, se explayó la veterinaria de Conicet.
Es importante saber que es un animal que no ataca al ser humano. Si bien posee una dentadura prominente, es solo de defensa. Si no hay contacto directo con él, no hay ningún peligro de enfermedad.
“Por supuesto que, al ser un animal silvestre, puede albergar patógenos nocivos para el ser humano, pero es completamente inocuo si no se hace contacto directo. Esto es importante para que tampoco se piense que las comadrejas son mascotas. Al verse inofensivas y poseer rasgos o conductas atractivas, se generan deseos de acariciarlas. No necesitan ni deben tocarse ni mucho menos tenerse en una casa. Si aparecen, lo mejor es disfrutarlas desde lejos y dejarlas ir sin causarles estrés ni daño”, aseveró la especialista.
No es necesario quemar árboles, pastizales o lugares que se crean hayan sido sus refugios, ya que, como se explicó, no habitan un lugar fijo y además está prohibido por ley.
Para proteger las comadrejas, se recomienda sacar la basura en horarios para evitar que se acerquen a ella en busca de alimentos y allí puedan ser cazadas por perros o personas que quieran ahuyentarlas de forma agresiva.
Si se encuentran comadrejas atropelladas, mordidas por perros –estas son sus principales causas de muerte– o con cualquier signo de maltrato, se recomienda –de ser posible– sacarle una foto y enviar la ubicación o directamente llamar al +54 9 261 5590778, o también denunciar en: www.ambiente.mendoza.gov.ar o [email protected].