a Calabaza es una hortaliza de la familia de las cucurbitáceas, como lo son el melón, el pepino o el calabacín. La encontramos en el mercado prácticamente durante todo el año, pero cuando mejor está es en otoño y en invierno. Es un alimento rico en agua, prácticamente el 90% es agua, y también es rica en betacarotenos, antioxidantes y fibra. Por contra casi no aporta proteínas, pero si hidratos de carbono, en forma de azúcares.
Los tipos de Calabaza que se encuentran actualmente en nuestros mercados son mucho más amplios que los que hace unos años localizábamos. Entonces, tan solo encontrábamos de forma habitual, la calabaza denominada Calabaza Vasca, y casi siempre en porciones. Esta variedad, se trata de una especie grande y alargada, con piel de color entre naranja y verde y la más apreciada hasta hace unos años para guisar, aunque para mi gusto resulta un tanto insípida y en ocasiones con demasiada hebra.
Desde hace unos años, podemos disfrutar en nuestros mercados de otros tipos de calabazas, que nos han permitido realizar preparaciones realmente sabrosas y diferentes, y en el fondo sacar partido a este producto, que habitualmente en los hogares tan solo se utilizaba guisada en porrusalda o platos similares.
Estas calabazas generalmente con un sabor ligeramente más dulce y con cierto sabor a fruto seco, aportan a nuestras preparaciones un punto especial. Entre ellas son de destacar la variedad Butternut o Cacahuete, la Potimarron, la Calabaza Moscada de la Provenza, y la Calabaza denominada comúnmente de «cabello de Ángel» porque es con la que se prepara este dulce.
La variedad Potimarron también conocida como Hokkaido, es una calabaza de piel muy anaranjada y con forma ligeramente de pera. De pulpa con consistencia, menos húmeda y más seca que otros tipos, su sabor recuerda en cierto modo al de la castaña, no en vano, marrón significa «castaña» en francés. Y son precisamente los franceses quienes más la utilizan. Su piel fina, puede incluso hasta comerse una vez cocinada. El asado de este tipo de calabazas permite concentrar mucho más su intensidad de sabor, que cocinada o cocida en agua.
La otra variedad que podemos encontrar ya en nuestros mercados es la Butternut o Cacahuete. Su piel es más dura, de un color más apagado, entre naranja y amarillo. La pulpa de color naranja intenso es más húmeda que la de la variedad Potimarron, y su sabor también a fruto seco con notas de nuez moscada la hacen ideal para preparaciones dulces o cremas especiadas. Una delicia. Para mi gusto la forma de cocción asada es también la forma más fácil de extraer todo el sabor concentrado en su pulpa.
Mas difícil de encontrar es la variedad Moscada de la Provenza, cultivada en Francia y en Italia, se encuentra dentro del grupo de las calabazas Cheesse o queso. Muy utilizada en Estados Unidos, especialmente por la industria del puré enlatado. Es de piel dura, pulpa de un naranja intenso y ligeramente más hidratada que la potimarron, pero muy, muy rica.
Por último, otra de las calabazas que más se suelen usar, es la Calabaza para dulce de Cabello de Ángel. De forma entre redonda y ligeramente ovalada, su piel es de un amarillo claro, casi blanco, salpicada de manchas verde oscuro. Su interior a diferencia de las anteriores no es naranja, sino blanco roto, y está repleta de hebras. Con ella elaboraremos el tradicional cabello de ángel que nos servirá para relleno de múltiples pasteles.
Por supuesto hay muchísimos más tipos de calabaza, sobre todo según la parte del planeta en donde nos encontremos. En este post, tan solo he pretendido acercaros los más habituales en nuestros mercados, y cuales suelen ser su uso más aconsejado, por su sabor y textura.
Infoagro