E
n un escenario con altas temperaturas se puede producir una severa disminución de los rendimientos y en casos extremos aborto de espigas y no formación de los granos. Por eso hay productores que han decidido ensilar no solo los lotes que se sembraron para “picarlos”, sino también algunos que tenían destino cosecha.
Un grupo de especialistas del INTA, la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CACF) y la Universidad Nacional de Villa María -junto a asesores privados y técnicos de empresas del sector– elaboraron una serie de recomendaciones para el ensilado de maíces afectados por el calor.
Uno de los principales objetivos que debe alcanzar el silaje consiste en mantener las condiciones anaeróbicas (impedir la penetración del aire) para preservar la calidad. “Pero el proceso fermentativo puede verse altamente comprometido debido al estrés que presenta el cultivo”.
Ante este problema es clave conocer el ciclo del híbrido para saber su madurez fisiológica con respecto al porcentaje de materia seca que se puede acumular, ya que se puede adelantar la fecha de picado de un material que aún le queda tiempo de desarrollo. “Cuando las superficies destinadas a silo de maíz en un establecimiento son amplias, se puede contar con más de un híbrido sembrado, y pueden encontrase diferencias de hasta 30-35 días a madurez fisiológica entre un material y otro”, precisa el informe.
En épocas de estrés hídrico, la principal deficiencia de los cultivos se manifestará en el contenido de grano. Si se tiene en cuenta que es el mayor aportante a la acumulación de materia seca de ensilado, será normal que los materiales tiendan a ser ensilados con niveles de materia seca por debajo de los ideales para un buen proceso fermentativo (menos del 30% de materia seca).
Si el productor o contratista se enfrentan con un cultivo muy seco (más de 40% de materia seca), se puede disminuir la altura de corte, ya que la parte basal de la planta contiene más humedad, facilitando la compactación del silo.
“En el caso de cultivos con aborto de espigas se tiende a privilegiar la calidad de la planta completa y habrá que prestar especial atención al contenido de materia seca, el cual no debería ser menor al 30%, ya que tendríamos pérdidas por efluentes y desarrollo de bacterias del género Clostridium spp., obteniendo silajes de bajo valor nutritivo y baja palatabilidad”, precisan los técnicos.
En las zonas en las que la situación es completamente crítica, con cultivos que fracasaron y se toma la decisión de picarlos y ensilarlos para liberar el lote, pensando en la siembra de soja, se debe tener presente que puede tratarse de maíces con nivel de materia seca inferiores al 30%, o sea que posee más de 70% de su peso en agua.
En estos casos, la clave es evitar el corte directo y realizarlo con una segadora o cortadora. Además hay que efectuar un pre-oreo del maíz, con el objetivo de perder humedad y luego recolectar el mismo cuando alcance al menos 35% de materia seca con la picadora equipada con un cabezal pick-up.
También es importante reducir el tamaño de picado a 14 milímetros para privilegiar la compactación en detrimento de la fibra efectiva.
Para el almacenaje en silos bolsa se recomienda elegir terrenos parejos, utilizando embolsadoras en excelentes condiciones que posean mayor largo de túnel y controlar el estiramiento del plástico.
Para mejorar la fermentación láctica aconsejan utilizar inoculantes homofermentativos, incorporando bacterias específicas a tasas mayores a 100.000 UFC/gramo de silo (Unidades Formadores de Colonia por gramo de silo).
En general los inoculantes están compuestos por bacterias y enzimas que permiten de forma natural una rápida acidificación del material ensilado, aportando una cantidad de ventajas entre las cuales se destacan la estabilización del forraje, evitar la proliferación de hongos, el desarrollo de micotoxinas y mejorar la conservación en el tiempo.
En el caso de los maíces que iban a cosecharse como grano y que deciden ensilarse en establecimientos agrícolas sin disponibilidad de animales para transformar esta fibra en carne o leche -una situación que se va a repetir en esta campaña-, existe la posibilidad de comercializar ese alimento a establecimientos ganaderos que lo consumirán.
Ante estas circunstancias, muchos de estos ensilados serán trasladados en invierno de un establecimiento a otro, y por ello que se debe asegurar la mayor estabilidad al momento de la apertura y re-oxigenación del silo para su posterior traslado.
“Por tratarse de cultivos que presentan alta concentración de azúcar, que van a ser muy inestables al momento de su apertura, se recomienda también la aplicación de inoculantes heterofermentativos, como por ejemplo Lactobacillus buchneri”, aconseja el informe.
Entre las consideraciones y recaudos que se deben tomar para hacer el ensilado, la primera es que la distancia entre el lugar donde se confecciona el silo y donde va ser consumido sea prudente y pueda ser un trayecto que pueda recorrerse diariamente con un mixer o un acoplado forrajero.
Sería oportuno comercializar la venta del “pasto” antes del picado y confeccionar la bolsa directamente donde va ser consumida, o en el sitio más cercano posible. Si bien se incrementan los gastos de acarreo del maíz recién picado, se van a disminuir las pérdidas que se producen si el traslado se hace una vez que el material fue ensilado.
Por último, es importante recordar que los sorgos forrajeros o graníferos que tienen fuertes síntomas de estrés y estado de regular a malo pueden generar intoxicación con ácido cianhídrico y nitratos en los animales. En el caso de maíz, en plantas afectadas por la sequía también se puede encontrar una elevada concentración de nitratos.
“Se aconseja tener precaución con cultivos con altos niveles de fertilización o picados luego de una lluvia, dado que son escenarios que aumentan estos riesgos. Ante estas situaciones será de fundamental importancia el análisis de los cultivos y silos antes del suministro, estas muestras deben ser refrigeradas y enviadas inmediatamente al laboratorio”, concluye el informe, que elaboraron expertos como Juan Monje (Universidad de Villa María), el asesor Pablo Cattani, Fernando Opacak y Fernando Clemente de la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros; y técnicos del INTA como Mario Bragachini y Federico Sánchez, entre otros.
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