La familia aprovecha las bondades del suelo misionero para impulsar una producción agroecológica en su totalidad. En esta ocasión el recorrido por Oberá nos traslada a un escenario pleno de naturaleza e innovación, en donde se desarrolla una producción que combina la horticultura y fruticultura ecológica, y con las cuales se intenta respetar cada espacio y ciclo de la tierra colorada.
“Ese emprendimiento familiar nació hace 9 años, cuando llegamos a Oberá y nos instalamos en esta chacra, que estaba muy abandonada y que no tenía nada de producción. Durante este tiempo hemos hecho un gran trabajo de recuperación del suelo y generado toda una base productiva muy diversa, siempre con un sentido agroecológico, sin usar agroquímicos ni fertilizantes sintéticos, incidiendo en la recuperación de la agro-diversidad”, afirmó Javiera Rulli, Bióloga y emprendedora de La Lechuza.
Según contó Javiera, quien reside en el lugar desde hace ya varios años, la granja abrió sus puertas al turismo aproximadamente en el año 2014, con el objetivo de mostrarle al mundo que es posible producir alimentos incidiendo en el cuidado del medio ambiente, sin utilizar insumos químicos ni fertilizantes, dejándoles así una tierra próspera, viva y fértil, a las futuras generaciones.
La granja escuela, el día/tarde de campo, una visita guiada por los arroyos, el recorrido por el monte, los corrales y las huertas; un almuerzo y merienda elaborados con los insumos producidos íntegramente en la chacra, alojamiento en un bungalow totalmente equipado y cursos – talleres y jornadas de capacitación sobre temas siempre relacionados con la agricultura ecológica y las prácticas de vida saludable, son algunas de las actividades de las cuales puede disfrutar el turista al llegar a este lugar, en donde cada uno de sus sentidos entrará en contacto pleno con la naturaleza y podrá así vivir una experiencia integral.
“Con el turismo también logramos financiar mejor este proyecto ecológico, ya que podemos invertir en tecnologías apropiadas y renovables, mejorar sistemas agroforestales y hacer enriquecimiento del monte, como así también difundir y compartir esta forma de vivir. La gente sale de acá muy renovada y estimulada a impulsar un cambio en su vida, con hábitos saludables; lo cual para nosotros es muy gratificante”.
La granja abrió sus puertas al turismo hace aproximadamente 5 años, pero su historia y la de quienes emprenden el proyecto comenzó a desarrollarse mucho tiempo atrás.
Javiera nació en Buenos Aires y cuando era pequeña se mudó a la provincia de Salta. A los seis años su familia fue exiliada del país, motivo por el cual se asentaron en Europa (Suecia y España):
“Yo me crie principalmente en Estocolmo, por eso hoy me gusta tanto Oberá, porque hay toda una cultura escandinava. De adolescente me mude a Chile -ya que mi madre es chilena-, en donde viví los primeros años de democracia del país, y de allí volví a Suiza”.
Cuando regresó al continente europeo, Javiera comenzó a formarse en universidades de España y Holanda. Se recibió de Bióloga, con especialización en Ecología y –según detalló- se inició en el movimiento de activación ecologista.
“Ámsterdam era el epicentro del ecologismo internacional y allí comencé a participar de las cumbres de las Naciones Unidas, los encuentros de biodiversidad, de cambios climáticos y en un momento, cuando quizás me canse de Europa, decidí volver a la Argentina. Estando aquí me di cuenta de que quizás muchas cosas de las cuales yo hablaba –sobre la lucha contra los transgénicos, por ejemplo- estaban ocurriendo acá”.
A volver a la Argentina Javiera trabajó en temas ecologistas y luego se mudo a Paraguay, en donde conoció a su actual pareja, oriundo de Suiza y perteneciente al movimiento activista por la ecología: “vivimos durante tres años en Paraguay y trabajamos fuertemente con las comunidades que estaban siendo afectadas por los agroquímicos. Luego nos convertimos en padres y entendimos que queríamos ir más allá y lograr algo más positivo”.
Así fue que los ecologistas pusieron su atención en Misiones, por la tranquilidad de la zona y los beneficios de la tierra. Llegaron aquí y recorrieron muchos lugares, de los cuales el preferido y elegido fue la ciudad de Oberá.
“En este lugar me enamoré de los arroyos y me imaginé la vida familiar que podíamos tener, con el agua y los espacios verdes: habíamos encontrado el escenario ideal. Después de nueve años, siento que he aprendido muchísimo de este lugar, hemos generado un espacio ecologista para la familia, y hoy lo podemos compartir con la sociedad”, dijo Javiera, y continuó:
“Yo soy Bióloga y mi marido es agricultor orgánico profesional –formado en Suiza- y ambos –años atrás- trabajamos fuertemente sobre los derechos humanos y la agricultura campesina –en Argentina, Paraguay y Suiza- y cuando nos instalamos en Oberá queríamos demostrar que realmente era posible generar un paraíso agroecológico, que produjera muchos alimentos saludables y que abasteciera, en parte, al desarrollo local”.
“Con la agroecología buscamos imitar los procesos ecológicos naturales con cultivos diversificados para diferentes agroecosistemas, respetando las características naturales del terreno. Al aumentar la diversidad de animales y cultivos en la granja, incrementamos la agrobiodiversidad y promovemos procesos naturales claves como la acumulación de materia orgánica, fertilidad del suelo, mecanismos de regulación biótica de plagas y la productividad de los cultivos”, explicó Javiera.
Actualmente, en Granja La lechuza se cría ganado y a otros animales más pequeños, como cerdos, pollos, patos, pavos y conejos, a los cuales se les brinda el espacio necesario para crecer y se los alimenta con insumos naturales, sin alterar sus ritmos de desarrollos normales.
En La Lechuza también se produce leche, sus productos derivados y se elaboran exquisitos y saludables dulces, mermeladas, escabeches y panes integrales. Éstos siempre acompañan a una amplia variedad de platos, de los cuales pueden disfrutar los turistas durante su visita a la granja.
“A mí me gusta hacer turismo porque muchas veces, como agricultores, estamos muy solos con nuestro trabajo, lejos de la ciudad. Los resultados que vemos muchas veces son difíciles de medir y en ocasiones es más lo que nos falta que lo que tenemos. Lo lindo de hacer turismo es que compartimos nuestras experiencias, ya que –a pesar de que los días en la chacra son muy duros- tenemos una gran calidad de vida. El turismo que ofrecemos se basa en una experiencia de campo y los turistas lo disfrutan muchísimo”, culminó afirmando la Bióloga.
Granja La Lechuza conforma otra de las atractivas ofertas turísticas que presenta Oberá, una ciudad en la que confluye la diversidad, no solo de espacios naturales o construidos por el hombre, sino que también de tradiciones y culturas, las cuales, sin dudas, te van a conquistar.
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