Pero hay un destino que juega un rol fundamental en el crecimiento de esa industria que busca afianzarse dentro del sector agropecuario: Brasil. Hasta ahí llega la papa argentina que termina en el menú de los restaurantes de comida rápida de ese país.
Se estima que el año pasado la Argentina produjo alrededor de 2,8 millones de toneladas de papa en una superficie de 80 mil hectáreas a lo largo y ancho del país. Unas 4.500 hectáreas más que hace cuatro años, que permitieron aumentar la cosecha en unas 480.000 toneladas. Las zonas más propicias para el cultivo son el sudeste de Buenos Aires y las provincias de Mendoza, Córdoba, Tucumán y Río Negro.
El principal comprador externo es Brasil, seguido de lejos por Uruguay, Chile y Paraguay. Estos mercados adquieren los productos refrigerados prefritos para las cadenas de comida rápida, pero también son compradores de la semilla para su propia producción.
“Argentina reúne condiciones de suelo y clima que no tienen Europa ni otros países de la región. Por eso, la papa se exporta procesada, en corte de bastón congelada, pero también queda una gran parte para el consumo nacional”, aseguran desde el sector de la producción. De la producción enfocada en la industria, entre 20 y 30% se destina a papa congelada prefrita que termina en las cadenas brasileñas de Fast food, el resto se va a los mercados de los países vecinos y otros destinos incipientes.
Por otro lado, se resalta que hay mercados novedosos y atractivos como Centroamérica, Tailandia y Vietnam, adonde se envía parte de la producción industrial. Pero hacerlo requiere de las empresas todo tipo de cuidados para que la mercadería llegue en buen estado de conservación.
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