Los rendimientos fueron de entre 7.000 y 10.000 kilos por hectárea en un área bendecida por las precipitaciones a lo largo y lo ancho de todo el ciclo agrícola de la actual campaña. “Planificamos bien y nos llovió mejor” contó el productor tras precisar que recién le faltó un poco de agua en el fin de ciclo y que al despuntar septiembre sembró materiales KWS, LCL 4321, de la compañía Agrofe Campo, con una densidad de entre 2,8 y 3,2 semillas por metro.
Aportó que las gramíneas fueron las malezas de competencia pero que con el asesoramiento de los técnicos de la firma sorteó el escollo, lo mismo que con la presencia de orugas. “Hay que asesorarse bien y trabajar a conciencia” dijo el productor que dedica su vida laboral a la agricultura.
Estelio Ludi, asesor de KWS en la provincia describió que el productor hizo una gran campaña sobre un lote bien tratado, con densidad acorde. “Cuando hay planificación, el hibrido expresa su potencial”.
Así las cosas, Podversich se destaca entre quienes sacan claras diferencias productivas en un ciclo dominado por la falta de agua. Nicolás Porcaro, técnico de Agrofe Campo, aportó que “la zona es privilegiada, a la floración llovió y luego se mantuvo con chaparrones. Así, el llenado de granos fue muy bueno”. Sin embargo, puso en valor que el manejo hizo su aporte: “Los suelos son pesados, arcillosos, de mucha agricultura acumulada. La rotación entre maíz, sorgo y soja es muy necesaria para el balance de carbono”.
En definitiva, al ambiente hay que saber buscarle un socio y en ese sentido la elección del material resultó acertada ya que es de ciclo completo, muy plástico y doble propósito. Por caso, el experto especificó que en áreas menos favorecidas por el clima el rendimiento se aproxima a los 7.000 kilos por hectárea.
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